AFP/ La modificación constitucional aprobada la noche del pasado miércoles por el parlamento pretende que la Isla no vuelva "jamás" al capitalismo, ni ahora ni después de Fidel Castro, según se desprende del texto y de la opinión de los diputados.

Se trata de una visión hacia el presente y el futuro, que hace "irrevocable" al régimen para después de la desaparición física de la generación fundacional de la revolución.

El texto renovado enfatiza además que "Cuba no volverá jamás al capitalismo".

El fantasma de la desintegración soviética y de la realidad rusa actual sobrevoló durante tres días de sesión extraordinaria la sala del Palacio de las Convenciones de La Habana, donde los legisladores marcaron claramente hacia dónde no quieren ir.

Los soviéticos "destruyeron lo que debían haber perfeccionado", dijo Castro en sus largos comentarios de casi tres horas, donde explicó el cambio de "intocable", término inicial de la propuesta, por "irrevocable".

Señaló que al régimen "hay que tocarlo todos los días" para perfeccionarlo y que el nuevo calificativo, "irrevocable", apunta a no volver al capitalismo.

La modificación constitucional se realiza casi exactamente un año después de que Castro sufriera una fatiga pública, el 22 de junio de 2001, que el propio Comandante calificó jocosamente después como "ensayo" de su muerte.

En esa ocasión, fue Felipe Pérez Roque quien reaccionó rápidamente y ocupó la tribuna abandonada por Castro durante unos diez minutos, para llamar a los alarmados partidarios a la calma y la unidad.

En la sesión extraordinaria del Parlamento, fue también Pérez Roque, un hombre de 37 años que trabajó varios años como ayudante de Castro, quien habló directamente sobre lo que ha de suceder después de la muerte del líder.

Castro indicó que "lo que hace falta fundamentalmente es garantizar el futuro, establecer las bases ideológicas para que este país no pueda retroceder nunca".

Señaló que según la redacción de la carta magna, aprobada en 1976, "en teoría era posible que la Asamblea Nacional cambiara el carácter socialista de la revolución", pero al aprobar la modificación ya "no existe más la posibilidad teórica".

Para opositores internos, la modificación constitucional es un portazo al Proyecto Varela, iniciativa disidente presentada en mayo al Parlamento con el aval de 11.020 firmas, que solicita leyes de libertad de asociación, expresión y empresa, así como la libertad de los presos políticos.

Pero además "demuestra que con Fidel Castro en el poder no hay ningún tipo de transición. Para los que pensaron que eso era posible, esto demuestra que estaban equivocados", según dijo a la AFP la economista disidente Marta Beatriz Roque.

Aún así, añadió, "no cierra la posibilidad de un cambio, la transición en Cuba es un hecho que se va a dar en algún momento de la vida, no importa cuántas leyes digan que no".

Roque dijo que en las constituciones comunistas de la Unión Soviética o Mongolia había palabras similares a irrevocables o intocables, "sin embargo se cayó el Muro de Berlín".

Por su parte, Oswaldo Payá, quien encabeza el Comité Gestor del Proyecto Varela, indicó que "la sentencia no será cumplida, porque no pueden anular la voluntad popular ni su capacidad para conquistar los derechos. Si el pueblo de Cuba no puede transformar la Constitución, hará una nueva".

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