Las amenazas de rompimiento del tratado migratorio establecido entre Washington y La Habana, proferidas por el gobernante Fidel Castro durante la pasada sesión especial de la Asamblea Nacional del Poder Popular en la que se declaró al socialismo "irrevocable", han desatado en los últimos días una oleada de rumores sobre un inminente éxodo marítimo desde la capital y otro puntos de la Isla. También según el rumor popular, el Gobierno norteamericano pondría embarcaciones a disposición de los balseros, a unas 15 millas del litoral cubano.

Los acuerdos migratorios, únicos en vigor entre ambos países, datan de septiembre de 1994 y mayo de 1995, y regulan una emigración ordenada desde la Isla hacia Estados Unidos.

Según el periodista independiente Jorge Olivera Castillo, "el día exacto es la incógnita a despejar" en las calles de La Habana. "El éxodo sería este julio. Suposiciones que viajan de boca en boca ofrecen mayor claridad al afirmar que podría producirse entre el 4 y el 15" de este mes. Para el también periodista Reynaldo Escobar, "cuando poco después de la medianoche del lunes 1 de julio la última edición del noticiero nacional de la televisión no había emitido aún ningún comunicado oficial que desmintiera el rumor de que 'se va a abrir otro Mariel', miles de cubanos entendieron que se trataba de una señal y se dispusieron a hacer los preparativos del viaje".

Algunos analistas no descartan que los hilos de lo que pudiera ser la próxima crisis cubana estén siendo movidos —y eventualmente podrían ser retirados— por el Gobierno de Fidel Castro, deseoso de pescar en aguas revueltas. "Según se murmura en la capital —y probablemente en toda la Isla— la emisora Radio Martí ha estado difundiendo que entre el 4 y el 13 de julio el Gobierno de Estados Unidos situará embarcaciones en aguas internacionales limítrofes con Cuba, con el fin de recoger a aquellos que quieran irse legalmente del país. Ello es totalmente falso y todo apunta a que se trata de una provocación. ¿De quién? ¿Por qué?", se pregunta la periodista independiente Tania Quintero.

"La 'bola' comenzó a rodar desde que el gobernante cubano amenazara con romper los tratados migratorios con Estados Unidos durante la maratónica sesión parlamentaria que consagró la momificación constitucional", asegura Reynaldo Escobar. "Apenas 24 horas después hubo un notable incremento en las llamadas telefónicas con los parientes de Miami y desde el viernes 28 ya había gente merodeando por el malecón esperando una señal. El domingo 30 era sabido que grupos de amigos o familiares establecían guardias en el litoral habanero, para avisar en caso de movimiento. Algunos andaban con mochilas cargadas de botellas de agua y elementales botiquines de supervivencia. En la mañana del lunes, grupos opositores reportaron golpizas propinadas a los mirones del malecón por parte de las Brigadas de Acción Rápida. Al mediodía subió el precio de los neumáticos de camión en el mercado negro, hubo gente que comenzó a liquidar sus propiedades y se empezó a escuchar el trajín de improvisados carpinteros preparando las primeras balsas", termina diciendo el periodista en su artículo La bomba migratoria.

Por lo pronto, el Gobierno estadounidense ha anunciado que no permitirá un nuevo Mariel.

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