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Bibliotecas Independientes en Cuba
Elíades Acosta, funcionario del Gobierno cubano que dirige la Biblioteca Nacional, ha contestado a mi artículo sobre las bibliotecas independientes con un texto plagado de cuestionamientos que sólo son relevantes, acaso, si se trata de calzar las tambaleantes piezas de propaganda que en torno al tema han sido promovidas recientemente por el régimen totalitario que él representa con tanta fruición. Pero como no estamos en la sede de la policía política cubana, sino en un espacio libre y virtual del ancho mundo (que, por cierto, ha respetado ejemplarmente ese derecho universal a la libre expresión que Acosta ejerce en Cuba, como prebenda personal, a costa del silencio de millones de opiniones divergentes de la suya), me limitaré a responder sólo aquellos puntos concernientes al tema que suscitó este debate: el Proyecto de Bibliotecas Independientes de Cuba (PBIC), que pese al sistemático acoso y represión que ha debido enfrentar desde sus inicios, se ha convertido ya en una realidad, inquietante para algunos, pero esperanzadora para la mayoría de nuestros compatriotas, ávidos de información libre y fuentes de saber no censuradas por las autoridades. Recordemos que el proyecto surgió como una gallarda respuesta política y social a una de esas sibilinas salidas del Comandante, que en febrero de 1998 durante la Feria Internacional del Libro de La Habana dijo a unos periodistas "en Cuba no hay libros prohibidos, lo que no hay es dinero para comprarlos". Entonces la economista y profesora Berta Mexidor Vázquez y su esposo, el doctor Ramón Colás Castillo, fundaron la primera biblioteca independiente en su propia casa en Las Tunas, para brindar al lector cubano acceso irrestricto a libros, revistas, documentos y otras publicaciones vetadas en las instituciones estatales por ser consideradas propaganda enemiga "(...) abrir un espacio neutral de culturización, dedicado a la lectura, el debate, la investigación y el análisis de diversos materiales; y ampliar los horizontes culturales e investigativos de toda persona interesada". Entre el 3 de marzo de 1998 que se fundó esa primera biblioteca, bajo el nombre insigne de Félix Varela y la fecha actual han surgido 60 bibliotecas independientes a lo largo de toda la Isla, fundamentalmente en las provincias de Las Tunas, Santiago de Cuba, Granma, Pinar del Río, Ciudad Habana, La Habana y el municipio especial Isla de la Juventud, Villa Clara, Ciego de Ávila, Camagüey y Matanzas. Este crecimiento geométrico fue logrado a contrapelo de la constante represión y hostigamiento por parte de la Seguridad del Estado, actos entre los que sobresale el desalojo de Berta Mexidor, su esposo e hijos de la vivienda donde habían residido durante 13 años y su ulterior deportación fuera de la ciudad de Las Tunas; pero en los tres años que va a cumplir el proyecto ha logrado acumular un verdadero catálogo de agresiones, amenazas, detenciones a sus miembros y confiscaciones aduanales de muchos de los fondos bibliográficos donados desde el exterior por personas que generosa y desinteresadamente colaboran con el mismo. Este prontuario represivo ha sido minuciosamente documentado por Cubanet y puede ser consultado en http://www.cubanet.org/bibliotecas/noticias.htm. Asimismo, puede verse la página oficial del PBIC (http://www.bibliotecas-cubanas.org) que es representado en el exterior por Janisset Rivero, del Centro de Estudios para una Opción Nacional (CEON).
Del libro cerrado al libro abierto Carta abierta a Ann Sparanese Carta abierta Lectura independiente y dignidad Con semejantes amigos... |
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