Estimada señora Sparanese:

No tengo ningún tipo de relación con el Movimiento de Bibliotecas Independientes en Cuba, ni con ALA ni con ninguna organización de ese tipo, pero su carta invita a una serie de preguntas que quisiera hacerle.

Usted habla de las "verdaderas bibliotecas cubanas", ¿cuántas horas ha estado usted en esas bibliotecas que llama "verdaderas"? Yo sí he estado muchas, posiblemente semanas si se suman todas, leyendo, casi absorbiendo todo material impreso que pude encontrar interesante en los estantes de la Biblioteca Nacional, cerca de la Plaza de la Revolución en La Habana. No hay forma de describir mi constante frustración, la única literatura disponible relacionada con la ciencia y el conocimiento general que me interesaban eran los clásicos juveniles de Julio Verne y Emilio Salgari. Reportes recientes (sí, de Cubanet) indican que ni siquiera estos libros ya se pueden encontrar en esos estantes. El resto de la literatura disponible eran "materiales de estudio" del Partido Comunista.

No conozco el credo de los bibliotecarios pero si existe alguno, me imagino que debe decir algo sobre la posibilidad de alternativas para los lectores. De ser así, lamento comunicarle que lo que usted llama "verdaderas bibliotecas cubanas" fallaron miserablemente en ese propósito. Todo lo que se encuentra en los estantes de las bibliotecas oficiales está sujeto a un profundo escrutinio por parte de las autoridades para asegurar su compatibilidad con los "principios e ideales de nuestra Revolución".

Si las bibliotecas oficiales de Cuba son miembros de alguna asociación de bibliotecas reales (sin comillas), eso sería realmente lamentable porque lo que usted llama "verdaderas bibliotecas cubanas" no cumplen con su deber de proveer a sus visitantes con material de lectura sin censuras ni restricciones.

Prefiero no comentar la serie de adjetivos como anticubano, extremistas de derecha, asalariados etc., que usted tan generosamente emplea en referencia a algunos individuos en su carta.

Antes de que se apresure en conclusiones prematuras, permítame informarle que no puedo ser anticubano porque nací, crecí y me eduqué en Cuba y después de 1959. Todo lo que le expongo aquí son mis opiniones y experiencias personales. Nadie me paga por esto y no estoy afiliado a ningún grupo u organización anticastrista o de cualquier otro tipo.

Su comentario sobre "una pequeña Isla que escogió un sistema social diferente" sería risible si no fuera una tragedia para más de 11 millones de cubanos. Nosotros nunca escogimos ese sistema. Nunca durante toda mi vida en Cuba he podido votar excepto por los delegados de la circunscripción (representantes locales), que son propuestos por el Partido Comunista. Nunca ha habido un referendo real en los últimos 42 años excepto para la Constitución de 1976 que fue una farsa (recuerde, yo estaba allá).

Si usted, por casualidad, tiene algún diccionario en su biblioteca, tómese, por favor, el tiempo de leer el significado del término "bloqueo". Usar ese sustantivo en referencia a las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba prueba que usted no abre el diccionario con frecuencia, o que tiene una visión estereotípica de la realidad cubana que coincide asombrosamente con la propaganda oficial en la Isla.