El Boletín electrónico de Amigos de las Bibliotecas Cubanas en su edición del 21 de enero reporta una lamentable decisión tomada en la conferencia de la Asociación de Bibliotecas Americanas (ALA, por sus siglas en inglés) celebrada el pasado 13 de enero en Washington DC, durante la cual tuvo lugar una audiencia auspiciada por el subccomité latinoamericano y caribeño del Comité de Relacciones Internacionales de ALA, con el fin de analizar la situación de las Bibliotecas Independientes en Cuba.
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Bibliotecas Independientes:
amenazas, arrestos y libros
confiscados por el gobierno |
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Traduzco a continuación lo esencial del texto: "Alba Rohdes, Mario Ramírez, Radamés Suárez y Bob Kent, miembros de Amigos de las Bibliotecas Cubanas, testimoniaron en la audiencia documentando la represión de que son objeto los bibliotecarios independientes en la Isla (amenazas, arrestos, confiscación de libros, etc.) con bien fundamentados informes de la IFLA y Amnistía Internacional. Su objetivo era promover una resolución de condena a tal persecución y el establecimiento de un programa que brinde una sostenida ayuda moral y material a los bibliotecarios independientes cubanos, en forma de donaciones de libros no censurados. Ellos confiaban en el éxito de su gestión dado lo irrebatible de su bien documentado alegato, pero en oposición al testimonio de Amigos... se presentó el de dos testigos que esgrimieron argumentos luego examinados y descalificados por IFLA y Amnistía Internacional como inexactos, distorsionadores y/o irrelevantes. Anne Sparanese y Rhonda Neubegauer negaron que en Cuba existiera la censura, que los bibliotecarios independientes estén siendo perseguidos y que las bibliotecas independientes —de las cuales hoy existen más de sesenta— sean realmente bibliotecas sino frentes de conspiración antigubernamental; afirmando al mismo tiempo que la libertad intelectual florece en las bibliotecas administradas por el gobierno. También Sparanese y Neugebauer enfatizaron el hecho —al parecer, para ellas, muy siniestro— de que los bibliotecarios son miembros de varios grupos políticos y de Derechos Humanos que no cuentan con la aprobación del gobierno cubano, además de recibir apoyo y donaciones de otros países —como si tal cosa fuese ilegal o inmoral."