| La revolución imposible |
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| Dividida por un gobernante que pretende bañarse en el mar de felicidad preconizado por La Habana, Venezuela parece al borde de la guerra civil. |
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| por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas |
Parte 3 / 4 |
Para intimidar a los descontentos con la revolución, fueron juramentados los Círculos Bolivarianos. Concebidos a imagen y semejanza de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), son utilizados como fuerza de choque contra los que disienten. Están armados y han agredido verbal y físicamente a periodistas, políticos de oposición y dirigentes sindicales, considerados enemigos del proceso. El desarme de estos grupos violentos es uno de los reclamos más fuertes de la sociedad civil venezolana.
No podía faltar la importación de médicos, maestros y entrenadores deportivos cubanos. En la actualidad laboran en Venezuela 282 médicos y 600 entrenadores que para el año próximo se duplicarán, según la ministra cubana de Inversión Extranjera y Colaboración Económica (MINVEC), Marta Lomas. De lo que no existen estadísticas es del número de oficiales de la inteligencia de Castro que conforman el gigantesco aparato de seguridad del presidente venezolano. Hace unos días fue mostrado en la televisión nacional un vídeo donde aparecen algunos de estos presuntos oficiales de inteligencia, en una entrega de armas a Círculos Bolivarianos de la capital.
Para Castro ha sido muy beneficiosa la veneración que le profesa Chávez. Muestra de ello es el polémico acuerdo energético firmado entre Caracas y La Habana, en octubre de 2000, que permite a la Isla comprar 53.000 barriles de crudo diarios bajo condiciones preferenciales. El convenio ha sido muy criticado por sectores de oposición, que acusan al presidente venezolano de favorecer a La Habana en perjuicio de los intereses nacionales.
¿Los últimos días de Chávez?
Muchos venezolanos se sienten estafados por la revolución bolivariana. La clase media que votó por Chávez, porque creyó en sus discursos contra la pobreza y la corrupción, ha sido burlada. El voluntarismo y los malos manejos han llevado a la economía a la bancarrota. De acuerdo con cifras oficiales, el desempleo subió al 16,4 por ciento y la inflación al 25 por ciento. Se estima en 26.000 millones de dólares la fuga de capitales.
La revolución ha arrastrado a la miseria a más venezolanos. El 52,4 por ciento de la población sobrevive en la pobreza relativa y el 33, 8 por ciento se hunde en la pobreza extrema. Los programas sociales han sido recortados. Cada día son más los niños que viven en las calles.
Los dirigentes revolucionarios han probado ser tan o más corruptos que la clase política que los precedió. Son muchas las denuncias contra altos miembros del Gobierno enriquecidos en la revolución. Contra Chávez se han interpuesto varias demandas por malversación de fondos públicos. No ha sido enjuiciado por la falta de autonomía del Tribunal Supremo de Justicia, dependiente del actual ejecutivo.
Al redentor de los pobres venezolanos le encanta darle la vuelta al planeta para denunciar la miseria que hay en el mundo. En vez de encontrarle salida a la grave crisis del país, Chávez prefiere montarse en su nuevo airbús —que le costó 75 millones de dólares al presupuesto nacional— y hacer turismo político.
La actitud antidemocrática del presidente, que amenaza constantemente las libertades de expresión y prensa, preocupa a la comunidad internacional. Varias comisiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter han viajado a Venezuela para establecer un diálogo que conduzca a una salida democrática a la crisis. Hasta ahora, todas se han ido con las manos vacías.
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