| La revolución imposible |
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| Dividida por un gobernante que pretende bañarse en el mar de felicidad preconizado por La Habana, Venezuela parece al borde de la guerra civil. |
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| por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas |
Parte 2 / 4 |
Lo que no le contó a los diputados venezolanos fue el desagrado de los estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana, quienes expresaron su negativa a recibir a un golpista. Como era de esperar, la rápida intervención de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) acalló el desacuerdo.
A Castro le gusta hablar sobre el "papel extraordinario que Venezuela está llamada a desempeñar en la unidad latinoamericana y en la lucha de los países del Tercer Mundo". Chávez es su última oportunidad de incendiar con una revolución el continente americano. El pupilo venezolano tiene la misión de construir una revolución dentro de una democracia sólida. Algo menos que imposible.
A Chávez le duele no haber vivido los rebeldes años 60. Quizás hasta sueñe con la guerrilla del Che Guevara. Sin embargo, los venezolanos de mayor de edad no recuerdan con nostalgia esos años, en los que la injerencia cubana fue muy fuerte en su país. Todavía se acuerdan del desembarco castrista en Machurucuto, en 1967. En las primeras horas del jueves 11 de mayo, el ejército capturó a dos militares cubanos frente a la Laguna de Tacarigua, cuando desembarcaban a guerrilleros venezolanos entrenados en la Isla. Los capturados —el primer teniente Manuel Gil Castellanos y el soldado Pedro Cabrera Torres— fueron interrogados y firmaron confesiones que fueron divulgadas ampliamente en la prensa venezolana e internacional.
En aquella oportunidad, el gabinete del presidente Raúl Leoni acordó denunciar a Cuba ante la comunidad internacional por intervención y agresión militar contra Venezuela. Se solicitó una reunión de consulta de la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque no se invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La OEA condenó la injerencia cubana en Venezuela. La Isla también fue acusada ante las Naciones Unidas.
Durante la década del 60, los intentos de exportar la revolución cubana tropezaron con muchos escollos en Venezuela. Uno de los más duros lo puso el partido comunista, alejado de la ortodoxia soviética. Fue muy firme su negativa de reconocer a Fidel Castro como el dios de la revolución en Latinoamérica.
Décadas después, Hugo Chávez pretende erigirse como el nuevo paladín de los desposeídos. Pero ha cometido un error de fondo al usar como modelo a La Habana. La desafortunada frase de Chávez "Cuba navega en el mar de la felicidad", puso en alerta a muchos venezolanos temerosos de que su país tocara puerto en el comunismo.
Bajo la atenta mirada de Fidel Castro, empezó la cubanización de Venezuela. La simbología de su revolución se hizo presente en cada acto del Movimiento Quinta República (MVR), que agrupa a los simpatizantes de Chávez. Carteles del Che Guevara, banderas de la Isla y referencias elogiosas a su invicto Comandante forman parte del decorado de los actos chavistas. No han faltado los discursos del gobernante venezolano que terminen con la frase "Patria o Muerte", de sobra conocida por los cubanos.
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