| De Bagdad a La Habana |
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| Prácticas y similitudes de dos regímenes consanguíneos: La tecnología al servicio de la intimidación. |
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| por MIGUEL RIVERO, Lisboa |
Parte 1 / 2 |
Los autócratas más sofisticados, como son los casos de Fidel Castro y Sadam Hussein, utilizan los montajes en la televisión o las grabaciones en casetes de vídeo como verdaderas armas de advertencia y terror.
Contemplando la historia de Cuba desde esta perspectiva, se advierte que uno de los juicios contra un oficial del régimen de Fulgencio Batista realizado en la Ciudad Deportiva y transmitido por todos los canales de la televisión cubana a principios de 1959, fue el primer aviso de lo que se le venía encima a la Isla.
El montaje más reciente en la televisión nacional, 30 años después, fue la denominada "Causa Uno" contra el general Arnaldo Ochoa y los hermanos gemelos Patricio y Tony de la Guardia: un ejemplo de cómo sembrar el terror colectivo en momentos en que soplaban en La Habana los aires de la glasnot y la perestroika.
Los más importantes generales, compañeros de lucha de algunos de los principales acusados, se encargaron del fusilamiento verbal, después ratificado con declaraciones de cada uno de los miembros del Consejo de Estado. Ello terminó con la aplicación de la sentencia por fusilamiento, una madrugada del mes de junio de 1989.
Pero lo menos conocido para los cubanos es que Sadam Hussein utilizó estos mismos métodos refinados cuando se apoderó del poder total en Irak, el 18 de julio de 1979. Sadam (su nombre en árabe significa "choque violento") figuraba como el segundo hombre en la jerarquía hasta que su primo, el general Al-Bakr, le cedió las riendas del poder, debido a que se encontraba muy enfermo.
Fue entonces que Hussein decidió mostrar a los dirigentes del partido Baas, y a todo el pueblo iraquí, los métodos que aplicaría durante su régimen. Ante los rumores de que algunos dirigentes del partido abogaban por unas elecciones internas para elegir al nuevo líder, Sadam pasó al ataque y convocó a los máximos dirigentes de esa organización política.
Reunidos en la sala Khulde (eternidad), los máximos responsables del Baas se enfrentaron a las cámaras que filmaban cada detalle de aquella reunión histórica, el 18 de julio de 1979.
Con rostro sombrío, Sadam Hussein comenzó su discurso argumentando que en el seno del partido se había urdido una conspiración en su contra, promovida por el Gobierno de Siria, su acérrimo enemigo. De pronto, salió desde detrás de una cortina Mohyi Abd Al-Hussein Mashadi, hasta ese entonces Secretario General del Consejo del Comando Revolucionario.
Mashadi confesó que había estado conspirando contra Sadam y comenzó a leer una lista de sus cómplices. Cada vez que mencionaba un nombre, aparecían guardias de la escolta personal de Hussein y arrastraban al señalado fuera de la sala. Si el acusado protestaba o argumentaba que era inocente era el propio Sadam, con gritos autoritarios, quien daba la orden: "¡Itla, itla!" (¡fuera, fuera!).
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