¿Hacia dónde va la educación? |
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En la Isla, la enseñanza tiene como objetivo fundamental la defensa y promoción de una política predeterminada por el Estado. |
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por MANUEL CUESTA MORúA |
Parte 2 / 2 |
Empiezo por puntualizar lo que es evidente y casi normal en nuestro esquema educacional: la ideología dice hacia dónde debe dirigirse el aprendizaje y quiénes califican para recibir determinados conocimientos.
Si usted no milita en la Unión de Jóvenes Comunistas o en el Partido Comunista, no se aventure en el periodismo ni trate de adquirir los saberes necesarios para reparar la mente de sus contemporáneos: la sicología sólo abre sus puertas a los revolucionarios de elite.
Por otra parte, la enseñanza está concebida, en todos sus niveles y en todos sus segmentos, como una modernización constantemente actualizable para la defensa y promoción de un proyecto político y de sociedad predeterminados. Expresada por los mejores instructores del mundo —que son los jesuitas—, la idea es capturar a los niños desde su primera infancia; momento de mayor plasticidad mental y de débil acumulación de vicios: uno de los cuales puede ser el de la libertad.
Esta concepción conventual del saber es y ha sido debilitante para muchas zonas. Pongo sólo por ejemplo la de la cultura como espacio de privilegios y de privilegiados que ha sido, sencillamente, fuente de acceso a determinados textos universales y formativos en dependencia del color del solapín de entrada.
Consecuencia (afortunadamente reparable): todo nuestro sistema comunicacional —la cultura y la educación forman parte de él— semeja islas fragmentadas e inconexas que impiden un entendimiento horizontal de los diversos sectores sociales.
Si no fuera por el discurso ágil, directo y populoso del Poder, que unifica la palabra y la audición, se podría decir que la sociedad cubana vive incomunicada. Gracias a la ideología.
Y esto es nefasto para los próximos retos que la sociedad informatizada está imponiendo a todas las sociedades.
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