| Treinta cubanos desaparecidos en el Estrecho de la Florida |
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| por IVETTE LEYVA MARTíNEZ |
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Una embarcación con 30 inmigrantes cubanos a bordo, que se dirigían a Miami, está desaparecida en el Estrecho de la Florida y las autoridades estadounidenses tienen pocas esperanzas de encontrarlos.
Entre los 30 se encuentran al menos10 niños, incluyendo un bebé de nueve meses. El grupo salió en la madrugada del sábado de Bahía Honda, en la costa norte de Pinar del Río, en una lancha de 30 pies de eslora.
Tras recibir información de familiares de los desaparecidos, el Servicio de Guardacostas comenzó la búsqueda en un área de 13.000 millas cuadradas, con dos aviones C 130, un helicóptero y un escampavías.
"Me temo que la embarcación zozobró entre Cuba y Cayo Hueso", dijo Luis Díaz, portavoz de esa agencia federal. Agregó que las severas condiciones del tiempo, con vientos de más de 48 kph y olas de 10 pies de altura —que fueron incluso peores durante el fin de semana— hacían poco probable el hallazgo de sobrevivientes.
"Un verdadero suicidio", comentó el funcionario. "La irresponsabilidad de los contrabandistas llega al límite de operar sin tener en cuenta las reglas mínimas de navegación".
Los guardacostas estuvieron en contacto con las autoridades de la Isla, que comenzaron la búsqueda en la costa noroeste de Cuba.
José Basulto también buscó a los cubanos infructuosamente durante seis horas en uno de los dos aviones con que cuenta ahora su organización Hermanos Al Rescate, acompañado de Carlos Montané, cuya esposa e hija venían en la embarcación.
Montané, un cubano que llegó a Miami durante la llamada crisis de los balseros, en 1994, acababa de naturalizarse como ciudadano estadounidense, y viajó el pasado mes a Cuba tras siete años de espera para el reencuentro familiar.
El hombre contó a la prensa que el jueves su esposa, Yaquelín Castro, de 29 años, lo llamó por teléfono desde Puerto Esperanza, Pinar del Río, para decirle que había contactado a una persona que podría traerla a Miami. La mujer no salió de Cuba en 1994 porque la hija de ambos, Claudia, tenía entonces sólo un año.
Montané le dijo que pagaría por el viaje, sin importar cuánto fuera. Al día siguiente, recibió una llamada desde un teléfono celular. Un hombre que dijo llamarse Fidel le informó que tendría que pagar 16.000 dólares por sus familiares, con un adelanto de 8.000, y él aceptó. Luego sus familiares en Cuba le confirmaron la salida de su esposa e hija de 8 años.
El hombre exhortó a los familiares de los otros desaparecidos a cooperar con las autoridades. "No tengan miedo por las amenazas de los contrabandistas y ofrezcan toda la información posible", les pidió Montané, de 40 años y residente en Hialeah.
Si no aparecen los 30 inmigrantes, este podría ser el naufragio más trágico en el Estrecho de la Florida en la historia de la inmigración cubana a Estados Unidos. Hasta ahora, el peor suceso de este tipo ocurrió en 1998, cuando una embarcación zozobró cerca de Cayo Elliot, dejando 14 muertos y nueves sobrevivientes.
El más reciente desastre de cubanos en altamar ocurrió el pasado agosto, durante un naufragio en las proximidades de Cayo Hueso, con seis muertos, entre ellos tres niños.
El sábado, 17 cubanos aparecieron en Cayo Biscayne, en Miami, al parecer como resultado de una operación de contrabando.
Desde el pasado 11 de septiembre las operaciones de tráfico humanos desde la Isla se habían visto reducidas al mínimo, debido al incremento de la vigilancia de las autoridades estadounidenses en sus fronteras marítimas.
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