Jueves, 03 octubre 2002 Año III. Edición 464 IMAGENES PORTADA
Internacional
Las castañas y el fuego

El cinismo europeo ante el ultimátum de George W. Bush a Bagdad.
por JUAN F. BENEMELIS, Miami Parte 3 / 3

En poder de los centros de inteligencia y decisión política de Occidente existe evidencia abrumadora de los esfuerzos de Hussein por agenciarse y manufacturar armas de destrucción masiva. Las "pruebas" de que Hussein dispone de las mismas se hallan en manos de quienes, precisamente, con impudor las exigen. La pregunta que habría que hacer es cuáles países disponen de la tecnología para promover en Irak el procesamiento de tan sofisticados armamentos, y la respuesta nos dejaría sólo con tres o cuatro opciones. Tales pruebas no han sido aireadas por Estados Unidos, evidentemente por pudor, porque el planeta se espantaría al conocer quiénes son los culpables y cómplices en el "mundo civilizado", sobre todo europeo, de tal engendro de horror que en manos de Hussein tiene como objetivo final el mismo que el del Führer: la aniquilación de los judíos.

Por eso es cínica la posición francesa de erigir frente a la política de Washington un manto moral, cuando los "moralistas" acaban de adquirir del Irak un tajo para la explotación petrolera. Es impúdica la posición del Kremlin amarrada con la colosal suma de 40.000 millones de dólares a concesiones petroleras de Mosul; y es sórdida también la alemana, cuando califica al mandatario norteamericano de "Hitler moderno", sobre todo al haber sido los consorcios germanos los que edificaron en sigilo la industria iraquí de gases venenosos (el sarín y el tarim, experimentados en Treblinka y Auswitch), que pretenden ser utilizados nuevamente contra los judíos de Israel. Imputación germana que ha afectado de manera irreversible la relación política con los Estados Unidos, como apuntó el secretario de Estado Colin Powell.

Es inadmisible que estos consorcios germanos y su Gobierno fuesen tan inocentes que desconociesen las intenciones de Hussein de gasear judíos. Ya en tiempos del canciller germano Konrad Adenauer, los mandatarios israelíes Golda Meir y David Ben Gurión estaban horrorizados de la participación de miles de técnicos nazis y altos oficiales de las SS que en secreto laboraban en los planes coheteriles y bioquímicos de Egipto e Irak.

Francia, Alemania, Ucrania y Rusia son cómplices del rearme iraquí, y se benefician de su comercio ilegal con el petróleo infringiendo el embargo y violando sus propias resoluciones como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, por eso encabezan la lista de quienes rechazan estructurar nuevamente la coalición aliada en el Oriente Medio. No hay "moderación" ni visión "civilizada" en sus cancillerías. Cuando la diplomacia norteamericana "apretó" recientemente al gobernante ruso Vladimir Putin, éste admitió que su país participaba en la construcción de instalaciones químicas en Irak, pero sólo como socio menor de los consorcios franco-alemanes, insinuando a Washington que enfocara más hacia el occidente sus quejas.

Una vez más, la crisis de Irak demuestra que los países europeos occidentales, desde hace mucho —desde que Inglaterra y Francia dejaron de ser imperios y el Eje se hundió en las playas de Normandía—, son potencias de segundo orden carentes de política exterior, y cuyas posiciones internacionales están cuajadas justamente de aquellos vicios que achacan a la política exterior norteamericana: riñas partidistas domésticas, intereses mercachifles, visión política provinciana.

La solidaridad Atlántica se ha desmoronado porque Estados Unidos está dispuesto de nuevo a pasar lista entre sus aliados. Por eso es infantil la fórmula de París, Roma y Berlín de un embargo global al Irak como el mecanismo para lidiar con futuras crisis regionales. Porque ¿olvidan? que fueron ellos precisamente quienes presionaron intensamente a Washington para que se involucrara de pies a cabeza en el Oriente Medio; quienes esperaron a que Estados Unidos les sacase las castañas del fuego en Kósovo, su traspaís; quienes solicitaron que USA mediara ante la emergente influencia del mundo árabe y el peso político que adquirían Arabia Saudita y Egipto; quienes exigieron la protección de Washington a los yacimientos petroleros de esa área.

Salto a cont. Volver: Inicio »
1   Inicio
2   La alarma...
3   En poder...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Forcejeo sin perspectivas
MIGUEL RIVERO, Lisboa
En estado judío
JUAN F. BENEMELIS, Miami
El juego duro de Gerhard Schröder
JORGE A. POMAR, Colonia
El diablo está en los detalles
JAP, Colonia
El ladrón de Bagdad
JUAN F. BENEMELIS, Miami
La ley de Newton
GILBERTO CALDERóN ROMO, México D. F.
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Mini
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Fe
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.