Las castañas y el fuego |
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El cinismo europeo ante el ultimátum de George W. Bush a Bagdad. |
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por JUAN F. BENEMELIS, Miami |
Parte 2 / 3 |
La alarma la sonaron fuentes de la inteligencia alemana a mediados de este año, al advertir que Hussein contaba con personal científico conocedor de todos los secretos para componer bombas atómicas tipo Hiroshima, y con la infraestructura industrial para procesar el material de fisión en un período de tres a seis años. Los técnicos iraquíes en armas nucleares y bioquímicas no fueron eliminados por la Guerra del Golfo, y se sabe que su nivel científico actual es elevado. De adquirirse (ilegalmente, por supuesto) unas 20 libras de uranio enriquecido, el plazo para construir dos o tres bombas atómicas se reduce a seis meses, pues Bagdad ha solucionado todos los problemas teóricos y tecnológicos de la fisión nuclear.
El frío que recorrió la cervical israelí se acrecentó, pues se ignora si este reloj de los tres años recién se activó, o se está acercando a la hora cero; y, sobre todo, la variable de que ningún medio tecnológico sofisticado en manos de Occidente, incluido los satélites de inteligencia, es capaz de detectar 20 libras de uranio enriquecido. A mediados de año también estalló el escándalo en los medios de inteligencia al conocerse que componentes estratégicos para la confección de artefactos de radiación de una guerra asimétrica habían "desaparecido" de los inventarios ucranianos, y de rastros de un tráfico ilegal muy fuerte y rápido hacia el Medio Oriente de tubos de un aluminio muy especial para fábricas nucleares.
El vector atómico no es sólo el cohete o el avión. Existen diversas formas para la dispersión reactiva, aparte de la explosión, que fueron ingeniadas por la ex Unión Soviética. Los propios rusos confiesan que no saben ciertamente cuántas ojivas nucleares se produjeron en tiempos soviéticos, ni cuál es el número exacto en su arsenal, ni cuántas fueron a parar a Ucrania o al Asia Central. Tampoco pueden controlar toda la frontera sur de China a los Balcanes. Todo ello se agrava con el deterioro de su sistema de seguridad y la corrupción que corroe a sus fuerzas armadas y a todo su programa nuclear.
Un Irak con poder de aniquilación nuclear y químico en tres o seis años entronizaría la incertidumbre en todo el Oriente Medio y desataría un mega-conflicto regional, inclusive nuclear, con Israel. Si Tel Aviv actúa contra Hussein ahora, como ha insinuado Benjamín Netanyahu (en caso de que Occidente o Estados Unidos no lo hiciesen), o actúa después, tendría que arrasar primero a Siria para permitir la incursión de sus blindados al Irak, donde no dejarían piedra sobre piedra, en una letal y sangrienta ocupación y victoria, donde Israel entonces, como potestad regional dominante, reorganizaría todo el Oriente Medio a su imagen y semejanza.
A Estados Unidos no le es permisible que tal sea el camino para solventar el expediente iraquí, pues la región, llena de componentes explosivos, se puede ir al diablo. No puede admitir que Hussein se haga impunemente de armas atómicas y bioquímicas por el precedente que ello establecería para Corea del Norte, para Irán y, sobre todo, para la India y Pakistán, quienes resolverían entonces lo de Cachemira con ramalazos atómicos. Un disparo nuclear iraquí contra cualquiera de los frágiles Estados vecinos árabes, destruiría estas sociedades de forma irreversible.
Israel, además, no se va a contener si Irak le lanza algún cohete, porque esta vez no existe una coalición con los árabes como en 1991, y en el poder se hallan los "halcones" de Sharon. Ya las fuerzas políticas judío-norteamericanas que actúan y son la columna económica del Partido Demócrata, han advertido a sus congresistas que objetan el plan de Bush contra Irak y que, de no entenderse las razones que obligan al presidente a esta decisión, ellos tendrán que optar por retirarles definitivamente su sostén financiero. Amenaza que, de llevarse a cabo, sin dudas aniquilaría al partido.
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