De todos los pintores de su promoción, el cienfueguero Leandro Soto es seguramente el que más lejos ha llegado en la exploración de formas artísticas más plurales e integradoras. Formó parte del famoso grupo Volumen Uno y fue el primero en Cuba en incursionar en el performance y las acciones plásticas. Se interesó además por las artes escénicas y realizó diseños para espectáculos del Ballet Nacional de Cuba, Teatro Estudio, Danza Nacional de Cuba, Pinos Nuevos, Ballet de Camagüey, Conjunto Folklórico Nacional, Teatro Buendía… Durante siete años trabajó en México, donde fundó una escuela de arte integral en una comunidad indígena. Actualmente reside en Estados Unidos, donde trabaja como profesor en el Mount Holyoke College, de Massachusetts. Entre sus últimos trabajos figuran las exposiciones Soledad de las islas y Obbatalá dibuja el mundo, así como el performance Liborio quiere escapar. Este mes tiene programada una nueva muestra de pintura y video-instalación, Oggun´s Artefacts, que acogerá el Warehouse, de Miami. Se trata de obras creadas por él en estos últimos años desde la perspectiva de la apropiación cultural, en las que recrea la cultura cubana mediante el empleo de los elementos que ha encontrado en sus vivencias diarias en Estados Unidos.

Tiene lágrimas negras (Leandro Soto)

¿Qué tal tu experiencia como profesor asistente en el Mount Hoyoke College?

Me gusta mucho, pues a través de ella estoy cuestionando la academia y el sistema educativo norteamericanos. Me siento muy feliz por estar enseñando, pero me molestan las estructuras que existen en las universidades y colleges de este país. Cada vez estoy más por los cursos interdisciplinarios, por la integración de diferentes manifestaciones artísticas, por erradicar las fronteras entre éstas.

¿Y los alumnos cómo han recibido esos cambios?

Los alumnos me adoran. Ellos mismos son además quienes tienen que autoevaluarse. Y el syllabus no lo preparo sin antes conocer a los estudiantes con los que voy a trabajar. Otro aspecto es que yo no enseño sino exploro junto con ellos. El curso es una experiencia de la cual soy sólo el guía. Claro, esto lo puedo hacer porque el Monunt Holyoke está a la vanguardia de los colleges de Estados Unidos.

Allí, sin embargo, no estás enseñando artes plásticas propiamente.

No, soy profesor asistente en el Departamento de Artes Escénicas, donde enseño artes plásticas aplicadas al teatro. Imparto cursos de pintura escenográfica, de escenografía, de construcción y actuación con máscaras. Últimamente he enseñado el sistema de homología y analogía de Enrique Buenaventura, y el curso ha tenido un éxito extraordinario.

Junto a tu labor como profesor, has continuado desarrollando tu trabajo personal como artista plástico. Háblame de Liborio quiere escapar, el performance que presentaste de nuevo en Miami el mes pasado.

Liborio quiere escapar surgió a partir de un viaje que hice a Cuba en 1999, para visitar a mis padres, y fue mi manera de procesar todas las impresiones que traje de la Isla. Una máscara de Pierrot comprada en Venecia pasó a ser la máscara de Liborio, es decir, el poeta triste, el amante que nunca recibe respuesta, como símbolo del pueblo cubano, de la promesa nunca cumplida. Luego incorporé elementos de vestuario, con los cuales Liborio se va transformando en los distintos personajes (un payaso, una santera, una jinetera) que presentan su problema y su imposibilidad de hallar una salida. Quería hacer un trabajo sobre una temática local, pero empleando un lenguaje universal y contemporáneo. Por eso integré las proyecciones en vídeo.

¿Dónde has presentado este trabajo?

Lo he presentado en el Mount Holyoke College, en el Miami-Dade Community College y en México, en Mérida.

¿Y cuál ha sido la reacción del público?

Depende del sitio. En Miami, naturalmente, tuvo muy buena acogida. En México lo entendieron muy bien. En Massachusetts les gustó artísticamente, pero no lo entendieron. En una de las presentaciones, ante un público norteamericano mayoritariamente de izquierda, al final en el foro no hubo comentarios, pues el contenido del performance no es el que ellos esperan de las minorías de Estados Unidos. En ese sentido, Liborio quiere escapar constituye en este país un discurso disidente.