Mi padre me dijo, cuando yo encaminaba mis pasos hacia el exilio en México, que la similitud entre un cubano y un mexicano era un invento de Pérez Prado, por aquello de "qué bonito y sabroso bailan el mambo las mexicanas, mueven la cintura y los hombros igualito que las cubanas", y después de casi diez años exiliado en la tierra de Paz, Reyes, los Contemporáneos, Rulfo, Arreola, Sabines, Pacheco, Ibargüengotia, y tantos otros grandes escritores, que a lo largo del siglo XX se identificaron y se identifican con literatos cubanos de la talla de Lezama Lima, Rodríguez Feo, Severo Sarduy, Reinaldo Arenas o Guillermo Cabrera Infante, por sólo mencionar a algunos de los más relevantes, me doy cuenta que mi padre tenía entonces la boca llena de verdad. Son muchas las razones que nos hacen ser muy distintos.
Sin embargo, si literariamente hemos estado conectados, tal vez el mayor punto de coincidencia entre los dos países ha sido lo musical. El danzón, el chachachá, el mambo, el son, el bolero, el filin, la trova política y la salsa han llegado de la Isla junto a otras sonoridades, para animar los salones de baile, los bares y las fiestas de diferentes lugares en México.
Hasta Veracruz, el Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, Ciudad Juárez o Cancún han llegado grandes músicos cubanos contagiando a los mexicanos con su sabor: Benny Moré y Pérez Prado, Celia Cruz y la Sonora Matancera, José Antonio Méndez, la Orquesta Aragón, la Orquesta Jorrín, Cachao, Willy Chirino, Gloria Estefan, Olga Guillot, los Van Van, el Médico de la salsa, Paulito FG, Isaac Delgado, los muchachones del Buena Vista Social Club, Silvio, Pablo, Amaury o la Charanga Habanera, han dejado su huella influenciando a músicos y agrupaciones de este país, y entusiasmando a los bailadores.
En los últimos años la Ciudad de México ha vivido una explosión de lugares cubanos para comer y bailar, que han surgido por la demanda de espacios de una creciente comunidad cubana en ésta, la ciudad más grande del mundo. El Salón 21, el Cubanerías, el Mamá Rumba, el Bar Fly, Los Íntimos, La Bodeguita del Medio y últimamente El Rincón Cubano (del que es dueña una exótica y bella cubana a la que todos le dicen Elsita, que remueve el alma y los deseos de los hombres que llegan a beber y bailar a su negocio), son algunos de los lugares más importantes cuando de cubanía se habla.