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¿Quiénes son los amigos de Castro en México?
RAFAEL ROJAS, México, DF  

La considerable ampliación de las libertades públicas en México y la reciente alternancia en el poder presidencial, hito de la democracia mexicana, han producido una notable incomunicación entre Fidel Castro y sus históricos aliados en este país. México, como se sabe, no sólo fue, durante 35 años, el principal soporte diplomático del castrismo en América Latina sino que la opinión pública mexicana ha sido, en buena medida, la más valiosa plataforma de propaganda editorial y periodística de la Revolución cubana en todo el continente. Sin embargo, en los últimos años, esa misma opinión pública muestra la retirada de los aliados intelectuales y políticos del régimen cubano hacia la crítica y, en el peor de los casos, hacia el silencio.

Hoy por hoy, no existe un intelectual mexicano de prestigio, en la derecha, el centro o la izquierda, que apoye públicamente al gobierno de Fidel Castro. Escritores de izquierda, que hace apenas diez años todavía modulaban sus objeciones al castrismo, como Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, Roger Bartra, José Emilio Pacheco, Lorenzo Meyer o Elena Poniatowska, hoy ya no sólo eluden cualquier tipo de elogio, sino que, en algunos casos, se explayan en opiniones gravemente críticas. En los dos grupos intelectuales más influyentes del país, agrupados en torno a las revistas Letras Libres (continuadora de Vuelta) de Enrique Krauze y Nexos de Héctor Aguilar Camín, predomina una percepción opositora al gobierno cubano que se manifiesta, casi, en cada número mensual de las mismas. En el periodismo más leído en México, que encabezan Reforma, Milenio y El Universal, también es así. Sólo un periódico, La Jornada, órgano, ya no del PRD, sino de la ultraizquierda partidaria del subcomandante Marcos y de los huelguistas de la UNAM, defiende, a veces, el sistema político de la Isla.

Dentro del liderazgo nacional de los tres principales partidos políticos, el PRI, el PRD y el PAN, es difícil identificar a personajes que simpaticen con Fidel Castro. Del viejo PRI, tal vez queden algunos en el funcionariado intermedio y del PRD, la izquierda democrática, seguramente habrá muchos más en las bases. Pero ni siquiera Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Amalia García, Rosario Robles o Pablo Gómez, los más importantes líderes del PRD, son políticos que incorporan a su curriculum diario un perfil procastrista. No son abiertamente críticos, visitan la Embajada de Cuba cada 1 de enero, son correctamente diplomáticos con la burocracia de la Isla y compensan su parquedad o su silencio con severas objeciones al régimen cubano en el ámbito privado. El PAN, en cambio, es un partido que por su raíz doctrinal demócrata-cristiana ha rechazado históricamente al comunismo cubano. Sólo que la nueva generación foxista, en su afán por alcanzar una plena legitimidad nacional, es capaz de maniobrar con un trato amistoso para con Castro, que carece de fondo y perspectiva.

¿Quiénes son, pues, los verdaderos amigos de Castro en México? Además de ciertas bases urbanas del PRD, aquellos actores ubicados en la ultraizquierda, que no respetan el pacto democrático, asegurado por los tres grandes partidos, y que desean, en el corto, mediano o largo plazo, la destrucción de la naciente democracia mexicana. Se trata, en su mayoría, de miembros de los llamados Comités de Solidaridad con Cuba, que son acarreados por la Embajada cubana para realizar "actos de repudio", en pleno Distrito Federal, contra cualquier muestra de disidencia. Los amigos mexicanos de Castro son, ni más ni menos, los enemigos de la democracia en México. Pero la paradoja de ese castrismo mexicano es que sus adorados líderes, el subcomandante Marcos, "El Moch" y otros huelguistas radicales, tampoco se declaran abiertamente a favor de la Revolución cubana. Es más: las cabezas del ejército zapatista y del Comité de Huelga de la UNAM piensan que el castrismo es una variante rígida, solemne y caduca de la izquierda que, en su inmutabilidad, equivale a la "derecha", la cual, según ellos, representan los grandes partidos políticos: el PRI, el PAN e, incluso, el PRD.


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