Viernes, 16 marzo 2001 Cubaencuentro punto com
-
La semana Encuentro en la red
-
Sin más curvas...
 
El arte en casa
REDACCIóN ENCUENTRO  

El sospechoso interés de Fidel Castro por las Artes Plásticas comenzó a notarse con la reciente visita a la Escuela de Pintura de San Alejandro. Hasta ese momento, los ilustres itinerarios del Comandante ignoraban la existencia de las incómodas escuelas de arte, a no ser que motivos de fuerza mayor reclamaran su “esclarecedora” presencia en el lugar.

Obra
La peor de las trampas (Kcho)
Nueva política cultural: El Estado
como representante, curador y
dealer del arte nacional

En el último Consejo Ampliado de la UNEAC, Castro habló de “crear 10 000 pintores para que cada hogar cubano tuviera una obra arte”. Y ya se sabe que para la producción imaginaria en serie, ya sea de maestros, vacas, plátanos o médicos, es imposible aventajar al presidente cubano.

Todo este repentino interés responde al comienzo de “una nueva política” que, según un documento del Ministerio de Cultura, pretende “utilizar los mecanismos de comercio internacional en la satisfacción de los intereses de la política cultural”. En pocas palabras, las autoridades han advertido cómo se escapaban obras de arte no tasadas que luego se vendían con éxito en las subastas internacionales de Sothey’s y Christies

Ante el descubrimiento de que las artes plásticas cubanas son un buen filón comercial, la primera medida de control fue cerrar las galerías de arte independiente que abundaban en La Habana Vieja, que competían con las instituciones estatales y que eran una vía de salida de pinturas y esculturas.

El Gobierno Cubano no acepta intermediarios y quiere ser el único representante, curador y dealer del arte nacional, una vez comprobado que se valora muy bien en el mundo.

Los propios funcionarios del Ministerio de Cultura reconocen que el mercado tiene ahora un “papel protagónico” dentro del arte que se produce en la Isla. Las instituciones anquilosadas como el Fondo de Bienes Culturales y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas intentan adaptarse a los aires mercantiles que corren en La Habana. El cambio está respaldado por un fuerte operativo de publicidad con la edición de lujosos catálogos, enciclopedias y revistas especializadas.

“Si en los primeros años la revolución exportó el arte como un arma propagandística para legitimar el proceso, ahora la está utilizando para importar dinero” ­dijo a El Nuevo Herald el fotógrafo cubanoamericano José Tonito Rodríguez­. “Lo que estamos viendo allí es una maquinaria frenética de venta”.

La estrategia comercial privilegia la obra de artistas plásticos de gran calidad como Zaida del Río, Roberto Fabelo y Nelson Domínguez, que no abandonaron el país cuando se produjo la avalancha del exilio artístico a comienzos de 1980.

Hay cierta permisividad para la creación de los artistas más jóvenes aunque tampoco abundan en sus obras críticas frontales al régimen o temas conflictivos. Artistas y políticos parecen entenderse muy bien al ritmo del dólar. El critico y pintor Aldo Menéndez, antiguo subdirector del Fondo de Bienes Culturales de La Habana, que abandonó Cuba en 1990, explicó a El Nuevo Herald que “los temas problemáticos como los balseros han sido asimilados en el espacio comercial con un mensaje más complaciente”. El verdadero credo de esta generación es el dólar”.

La libertad comercial se traduce en cuentas millonarias para algunos creadores una vez que cumplan sus “compromisos” con el Estado. Alexis Leyva Machado (Kcho), uno de los artistas más cotizados, tiene carro con chofer y, dicen, que guardaespaldas. Algunas de sus obras están en el Museo de Arte Moderno de la Gran Manzana y está representado por prestigiosas galerías como la de Bárbara Galdston, en Nueva York. Otros artistas como Pedro Pablo Oliva y Roberto Fabelo fueron autorizados a crear sus propias fundaciones para promover su obra. Eusebio Leal, todopoderoso historiador de la Ciudad de la Habana, ejerce como una especie de mecenas bajo cuyo manto varios artistas han abierto sus estudios-galerías en un régimen cuasi privado.

De repente se ha vuelto a mencionar a importantes creadores que habían “desaparecido” del panorama cultural por haber abandonado la Isla. En su honor y con su obra se inauguran exposiciones en el Museo Nacional de Bellas Artes con nombres tan sugerentes y hospitalarios como La gente en casa.

Lo mejor de todo es esa sabia intención de hacer de cada cubano un pintor y garantizar así el buen estado de las arcas estatales.


Imprimir Imprimir Enviar Enviar

 

Además en esta sección

Los tres abrazos
RE

Atrasos azucareros
OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana

La ilegalidad de un equipo de vídeo
REDACCIóN ENCUENTRO

BUSCADOR
PORTADA
Lunes
En clave
La chistera
Martes
Meridiano
• encuentro
Miércoles
Stadium
Espejo
Jueves
En Miami
Viernes
En Cuba
La semana
Telegramas
La mirada
Desde...
En la prensa
A debate
Cartas
Chat
Enlaces
EDICIONES

ENCUENTRO EN LA RED - Año II. Edición 75
En clave | La chistera | Meridiano | Punto de encuentro | Stadium | Espejo | En Miami | En Cuba | La mirada | Desde... | En la prensa | Cartas | Chat | Enlaces

© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.