Como muchas otras cosas, el asunto de la vivienda en la Cuba autoritaria ha sido siempre un mecanismo de chantaje, presión, coerción y control del individuo, lo que ha sido recientemente ratificado por Juan Contino, coordinador nacional de los CDR, quien trató de justificar las últimas medidas punitivas del gobierno contra algunos propietarios de viviendas al decir "el día que el dinero distribuya las viviendas del país, estaríamos divididos en clases sociales", y añadió: "si hay una buena casa, que la tenga un patriota, sea un obrero o un intelectual", a lo que tendría que haber acotado, “o un dirigente”, si hubiera querido ajustarse a la realidad.
Ahora bien, ¿cómo ha estado dividida la sociedad cubana desde la instauración del comunismo, si los dueños literales de los medios de producción son los dirigentes y son ellos quienes usufructúan y dilapidan los recursos que se ponen en sus manos? La ilegalidad, el problema que supuestamente se está atacando, es sólo un argumento de fachada. El trasfondo de la cuestión radica en no permitir que aquéllos que no comparten la ideología del régimen tengan derecho a una casa.
Nada hay nuevo bajo el sol cubano. La lapidaria frase del dictador "la universidad es para los revolucionarios" se aplica ahora también a la vivienda, que ha sido un tema propicio para el chantaje y un mecanismo de presión para mantener al individuo "alineado" a la revolución. ¿Cómo, si no, podría justificarse la reciente confiscación de la finca Baraguá, propiedad
de opositores pacíficos? Cuando se haga un estudio psicoanalítico del cubano de esta etapa tendrá que reconocerse la doble moral como una de sus características esenciales, derivada del miedo o de las necesidades de la existencia cotidiana.
Los que se quejan de las diferencias que provocan la independencia laboral o económica de las personas o se preocupan porque el dinero pueda convertirse en el medio para adquirir bienes inmuebles, tratan de ocultar lo que todos sabemos desde hace ya muchos años: la sociedad cubana está dividida en clases. ¿O es que nadie ha visto que fueron los canchanchanes los que desde el principio se apropiaron de las mejores viviendas y de los bienes que en ellas existían? ¿Es que no hay dirigentes del gobierno y del partido comunista con mansiones? ¿Quiénes son hoy los nuevos empresarios o gerentes de la economía dolarizada del régimen? ¿Tienen un nivel de vida acorde con lo que se pregona y con la situación de hambre y miseria de la nación?
