El presidente venezolano Hugo Chávez viajó por sorpresa a La Habana como final de una gira latinoamericana que no incluía a Cuba.

La brevedad y lo improvisado del viaje no impidieron que el mismo Fidel Castro lo recibiera al pie de la escalerilla del avión y lo abrazara como a un hijo, o mejor, como a un buen discípulo. Como en un romántico encuentro de amantes, Chávez dijo emocionado: “Es el tercer abrazo y cada vez es más fuerte”.

La inesperada aparición de Chávez en La Habana tuvo lugar después de que el mandatario venezolano concluyera una visita a República Dominicana donde se pronunció a favor de consolidar un triángulo entre Caracas, Santo Domingo y La Habana para apoyar una presunta “integración latinoamericana”.

El objetivo de la visita, que en un principio sería de unas horas pero que al final fue de tres días, fue “ajustar” el Acuerdo Integral de Cooperación firmado entre ambos países y que establece un suministro de 53 000 barriles diarios de petróleo a la Isla en condiciones preferenciales. A cambio, el Gobierno Cubano prestaría asistencia médica, deportiva y, aunque sea difícil de creer, agrícola a Venezuela.

Según fuentes venezolanas el valor del acuerdo energético equivale a 500 millones de dólares. Después de la firma de este acuerdo no es de extrañar que se reciba a Chávez con todos los honores, pues, gracias a él, Venezuela se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de Cuba y en el principal aliado político.

En su primera noche en La Habana, Chávez y Fidel visitaron a un grupo de 200 enfermos venezolanos que reciben asistencia médica gratuita como parte de un plan que prevé la atención de 5.000 pacientes de ese país este año en la Isla.

“Dejamos de hacer tantas cosas en 200 años que ahora tenemos un mundo por delante”—dijo Chávez quien curiosamente escogió para hacer sus poéticas declaraciones a los periodistas de los medios oficiales de prensa, negándose a tener encuentros con los corresponsales extranjeros.

Pero la luna de miel entre ambos presidentes no es bien vista del todo en Venezuela. El mandatario venezolano antes de viajar a República Dominicana pidió permiso a la Asamblea Nacional, según exigen las leyes de su país. Sin embargo, la visita a Cuba no la consultó con el Parlamento y con casi nadie de la delegación que lo acompañaba que aterrizó sorprendida en La Habana.

La gente de a pie empieza a preocuparse por lo que llaman la “cubanización” de Venezuela sobre todo en materia de educación, y se pregunta qué le debe su país a Fidel Castro para que el gobernador del Estado Bolívar lo trate de invitado ilustre en mayo próximo y le otorgue la condecoración del histórico Congreso de Angostura.

Según informa Cubadest, mucha gente en Venezuela quiere saber si sus compatriotas muertos cuando la invasión fidelista por Machurucuto no cuentan para el Gobierno de Hugo Chávez.

Por su parte, el presidente venezolano se sintió en Cuba como en familia y nunca mejor dicho, pues coincidió en la Isla con su padre, Hugo de los Reyes Chávez, gobernador del estado de Barinas y su madre, Elena Frías. Ambos eran, por supuesto, VIPS en La Habana.