| Nashville: Conversaciones con mi tía Tita |
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| por WILLIAM LUIS |
Parte 1 / 2 |
Querida Titonga:
No te puedes imaginar lo mucho que me han conmovido los acontecimientos del 11 de septiembre. He demorado en escribir esta carta para poder reflexionar sobre las acciones de los terroristas. Temo que estas palabras no capten bien lo que siento y por tanto habría que esperar a que pase más tiempo para entender con más claridad las implicaciones de los eventos que el mundo ha presenciado. Nuestras vidas han cambiado para siempre.
Como muchas otras personas, estoy perturbado y a la vez adolorido por el horror que hemos visto en la televisión. Es como si estuviéramos mirando una película que no se termina. No sólo porque todas las emisoras de alguna manera u otra repetían las mismas imágenes sino porque también se seguían viendo después de apagar el televisor.
Sin embargo, hay otra cosa que no entiendo muy bien. Tiene que ver con cierto sentimiento patriótico que es un poco desconcertante y a la vez desconocido para mí. Celebro tu orgullo de ser cubana, sentimiento que mi madre nunca abandonó a pesar de que había vivido muchos más años en los Estados Unidos que en su querida Cuba. A veces pienso que el nacionalismo o patriotismo latinoamericano es un fenómeno decimonónico y tiende a borrar lo que yo llamaría la complejidad nacional.
Reconozco que nacemos en un determinado país y por tanto hay un sentimiento nacional. Pero también existen unidades raciales, sociales, económicas, sexuales, filosóficas, religiosas y políticas, entre muchas otras, que nos unen a los habitantes de otras naciones. Ser patriota significa acoplarse a la voluntad de aquellas pocas personas que promueven el patriotismo. En otras palabras, se eliminan o se suprimen las diferencias para que prevalezca un punto de vista. El discurso monolítico o hegemónico es pobre y oscurece la complejidad que nos rodea. Me pregunto si sólo hay un tipo de patriotismo o si se podría reconocer otros tan válidos como el que se pronuncia. Somos nacionales pero también continentales y hasta universales y tenemos mucho en común con las personas de otros países. Además, emigración y exilio son sucesos que nos permiten entender el mundo dentro de nuestras fronteras. El patriotismo es una camisa que nos queda chiquita.
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