Martes, 29 octubre 2002 Año III. Edición 482 IMAGENES PORTADA
Deporte
Cuestión de familia

Béisbol: Liván Hernández vuelve a saborear el éxito a las puertas de la Serie Mundial.
por JORGE EBRO, Miami  
Liván Hernández
Liván Hernández abre el cuarto juego
de la serie contra los Cardenales

Luego de pasar varios años a la sombra de los Gigantes de San Francisco, el cubano Liván Hernández ha vuelto de nuevo al centro del escenario de las Grandes Ligas con un par de actuaciones asombrosas, que han contribuido en mucho a que su equipo sueñe con ceñirse al dedo un anillo de campeón.

Desde fines de los años 80, cuando José Canseco y los Atléticos de Oakland los vencieron inmisericordemente, los Gigantes no acudían a una Serie Mundial. Incluso, estuvieron a punto de quedar fuera de los playoffs, asediados por unos Dodgers de Los Ángeles que se desplomaron sólo a última hora en la Liga Nacional.

Liván, es cierto, no tuvo una temporada para el recuerdo. Su balance de 12-16 y su efectividad de 4.38 son el reflejo de una línea de altas y bajas. El cubano lanzó juegos impecables mezclados con otros donde apenas pudo brillar, aunque de todos modos es preciso reconocer que cualquier pitcher que sobrepase las 10 victorias en las Mayores ya ha hecho un trabajo aceptable.

Más o menos esta ha sido la tónica de Liván en su estancia con los Gigantes. Si de algo puede estar orgulloso es que sigue siendo uno de los lanzadores más laboriosos de todo el béisbol. Es uno de los que más juegos completa —gane o pierda—, cada año acumula más de 200 innings y nunca ha estado en la lista de inhabilitados.

En una era donde los monticulistas caen como moscas a causa de dolencias en sus brazos y los relevistas vienen irremediablemente en ayuda de rotaciones maltrechas, el cubano se erige como el caballo de batalla de los Gigantes y, por fortuna, jamás ha estado lesionado.

Liván podría conformarse con esto. Pero no le ha bastado. Una vez que los Gigantes superaron la barrera de la campaña regular y entraron a los playoffs como el wild card de la Liga Nacional, el ex lanzador de la Isla de la Juventud demostró toda su valía.

Primero le ganó un juego fundamental a los temibles Bravos de Atlanta en la Serie Divisional, y luego contuvo a los Cardenales de San Luis en dos carreras para propiciar el triunfo de San Francisco contra quienes eran considerados los seguros asistentes a la Serie Mundial.

En conclusión, Liván y los Gigantes están hoy en el Clásico de Octubre, donde discuten a sangre y fuego la corona contra los peligrosos Angelinos de Anaheim, otro equipo por el que nadie daba un centavo. No por gusto a esta se le ha dado en llamar la "Serie de las Cenicientas".

Ya Liván lo había dicho antes de iniciar los playoffs: "Nunca he perdido en octubre y nunca perderé". Y no le falta razón. El que fuera seleccionado Jugador Más Valioso de las Series de Campeonato y Mundial de 1997 con los Marlins de la Florida, tiene foja de 6-0 en postemporada.

Se pueden perder 20 juegos en la campaña regular, pero la postemporada es otra cosa. Una época mágica donde todo se borra y se empieza de cero; si no que le pregunten a los Yankees de Nueva York y a los propios Cardenales, equipos que ganaron más de 100 choques y que hoy están de descanso.

Un dato curioso. Entre Liván y su hermano Orlando, al menos un miembro de la familia Hernández ha estado presente en la Serie Mundial desde hace seis años.

El primero estuvo en el clásico de 1997 y el Duque estuvo con los Yankees en las versiones de 1998 a 2001, donde obtuvo tres anillos de campeón absoluto. Ambos han ganado dos juegos en la mejor fase del béisbol. Dos hermanos así no los ha habido en toda la historia de las Grandes Ligas.

Habrá que ver si Liván –que recibirá el sostén de El Duque, quien viajó a California para apoyar a su hermano— se mantiene imbatible en Series Mundiales. Aunque, gane o pierda, no se le puede restar méritos a su actuación.

Los Angelinos han desplegado una ofensiva de espanto y tienen una batería que no creyó en nadie, pero el cubano ya lo dijo en una ocasión: "Cómo puedo tener miedo yo, que vengo de Cuba...".


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