| El peregrino |
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| José Canseco: A la busca de un refugio aceptable... y del acceso a la inmortalidad. |
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| por JORGE EBRO, Miami |
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Muy duro tiene que haber sido para José Canseco que los Expos de Montreal le hayan dejado fuera de los planes para conformar su roster definitivo en la recién comenzada campaña de Grandes Ligas. Y luego de un fuerte entrenamiento de primavera.
El cubano dio el máximo para integrar una escuadra que estuvo, en la pretemporada, al filo de la navaja, gracias a los deseos del béisbol de lujo de eliminar dos equipos, aduciendo pérdidas financieras. Los Expos, nadie lo puso en duda, fueron los más directos candidatos a desaparecer, algo que afortunadamente no ha ocurrido... por ahora.
Canseco disparó tres cuadrangulares en los juegos de exhibición y sacó numerosas bolas para la calle en las prácticas de bateo, demostrando que aún guarda suficiente fuerza en las muñecas para conectar más de 20 jonrones por temporada.
El había dicho que iba a por 40, para superar de una vez por todas la cifra de los 500 cuadrangulares, lo que le aseguraría un puesto entre los inmortales de la pelota y en el Salón de la Fama de Cooperstown. Tendrá que lograrlo con otro uniforme que no sea el del equipo de Montreal.
Frank Robinson, un legendario ex jugador y manager designado por las Grandes Ligas para dirigir a los Expos, fue claro con el cubano al decirle que no sería jardinero titular y que su trabajo se vería limitado al papel de bateador emergente.
De hecho, los Expos le ofrecieron a Canseco retornar a la triple A con un equipo del sistema de granja de la franquicia, lo que éste rehusó para volver a la agencia libre en busca de otra novena que muestre interés en sus servicios.
Ya el pasado año había iniciado la temporada con los Osos de Newark, un club de la Liga Independiente del Atlántico, pero Canseco ha sacado bien claro su cuenta: no es fácil, a los 38 años, volver a jugar en las Ligas Menores, sobre todo cuando se ha tenido una trayectoria tan brillante como la suya.
No hay que olvidar que Canseco fue el primer pelotero en la historia de las Mayores en integrar el club de jugadores con más de 40 vuelacercas y más de 40 bases robadas. Resultó elegido Novato del Año en 1986 y fue Jugador Más Valioso en 1987, además de ganar un anillo de campeón de la Serie Mundial con los Atléticos de Oakland.
De mantenerse saludable, nadie duda de que los 40 jonrones, o por lo menos los 30, no son una quimera para el habanero, pero para lograrlo es preciso el juego diario, ya sea en los jardines o como bateador designado. Esto sólo podría lograrlo con un equipo de la Liga Americana, donde el pitcher no toma un madero en las manos.
Es poco probable que algún club de la Liga Nacional esté dispuesto a cederle un lugar en los jardines. Canseco no es de los peores fildeadores, pero tampoco una maravilla. Además, a las Mayores ha arribado una verdadera oleada de talento joven que puja por la titularidad con los veteranos establecidos. En las Grandes Ligas nadie tiene nada seguro y el talento hay que demostrarlo día tras día.
Es muy probable que el cubano, que también ha jugado con los Yankees de Nueva York y los Medias Blancas de Chicago, esté en busca de un nuevo hogar beisbolero donde descargar sus últimos días y ojalá lo encuentre pronto.
Se merece una oportunidad para rebasar la marca de los 500. Sólo así podrá aspirar con fuerza a Cooperstown y a la inmortalidad.
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