La NBC asegura que Cuba es una amenaza potencial de bioterrorismo |
|
|
por REDACCIóN ENCUENTRO |
|
Un informe de los servicios de inteligencia de Canadá advertía en 1996 que Cuba había sido fuente proveedora de toxinas y armas químicas para algunos grupos terroristas. El informe fue citado el pasado viernes por Ike Seamans, comentarista de la NBC. En su opinión, EE. UU. debe mantener bajo vigilancia al Gobierno de Fidel Castro, porque es una amenaza potencial de bioterrorismo.
En el artículo La industria del arma biológica de Cuba, Seamans asegura que el régimen cubano ha vendido muchas de sus fórmulas biotecnológicas a Irán. Algunos de estos secretos podrían servir para fabricar armas químicas. Otros expertos creen, sin embargo, que La Habana no es un peligro inmediato para Washington, pero las buenas relaciones entre Castro y Saddam Hussein introducen un elemento de sospecha para la mayoría de los analistas.
El pasado de colaboración entre los cubanos y los soviéticos en el campo de la biotecnología hace pensar que Castro tiene un altísimo potencial de desarrollo en esta industria, y no sólo de medicamentos y vacunas, sino también de armas de destrucción masiva. Según Cuba Nueva, Biohazard Ken Alibeck, ex científico soviético, asegura en un libro que ayudó a entrenar a cubanos en una tecnología que puede ser usada para desarrollar armas biológicas o agentes biológicos. Un informe del senado estadounidense, desclasificado en 1995, incluía a Cuba en una lista de 17 países que tenían armas biológicas.
Según la NBC, Castro ha vendido esta tecnología a Irán y varios medios insisten en recordar la visita del gobernante a varios países de Oriente Medio (Irak, Irán y Libia) en mayo pasado, en la que dijo que todos juntos "pondrían de rodillas a Estados Unidos".
Es cierto que el régimen de Fidel Castro siempre ha mantenido una relación amistosa con los países árabes, como tampoco es extraño que tenga un discurso agresivo contra Norteamérica. Siempre ha sido igual. Pero en el nuevo contexto internacional algunas amistades y declaraciones resultan contraproducentes y levantan sospechas en medio de la paranoia mundial. Quizás por eso La Habana, desde las primeras horas de los ataques contra EE. UU., intentó dejar bien claro que no quería que la relacionaran con los autores de la masacre. Lo mismo hizo Yasser Arafat y casi todos los presidentes árabes, excepto Saddam Hussein.
|