| El profeta en su tierra |
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| Aunque nunca haya cantado en Cuba, todo el mundo quiere a Willy Chirino. 'Afro-Disiac' es su último álbum. |
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| por ENRIQUE COLLAZO, Madrid |
Parte 1 / 3 |
A partir de los ochenta Willy Chirino se convirtió, por derecho propio, en uno de los creadores más importantes y talentosos de la música popular cubana. Actualmente sus discos son esperados con ansiedad, tanto en Miami, donde goza de enorme popularidad dentro de la comunidad de exiliados, como en Cuba. Asimismo, en países como México, Puerto Rico y España, su obra es conocida y admirada, particularmente por todos los buenos salseros y bailadores.
Chirino comenzó a vincularse con la música prácticamente desde su llegada a Miami. Por razones económicas y de una manera empírica aprendió a tocar la batería, el bajo, la guitarra y los teclados. Su valedor inicial fue Frank Linares, quien le cedió horas de grabación en su estudio, normalmente de madrugada, a cambio de que Chirino participara como músico polivalente en las grabaciones que se realizaban en horas hábiles. Así fue como comenzó a grabar en 1974; su primer disco se tituló One man alone. En una ocasión, el humorista Guillermo Álvarez Guedes escuchó la grabación y se interesó por "el grupo" que la había hecho. Al enterarse que había sido realizada en exclusiva por Chirino, decidió ofrecerle contrato en su firma disquera GEMA. Desde entonces Willy ha sacado a la venta más de una docena de discos, entre los que destacan Evolución (1978), Zarabanda (1985), Acuarela del Caribe (1989), Oxígeno (1991), Asere (1994), Cuba Libre (1998) y Afro-Disiac (2001).
La carrera musical de Willy Chirino ha ido en constante progresión. Puede decirse que se trata de un creador musical en toda la extensión del término, pues además de ser compositor prolífico es arreglista, ejecuta varios instrumentos musicales y produce sus propios discos; incluso le ha producido placas, con mucho acierto, a varios músicos de renombre internacional, como Celia Cruz y Oscar de León, entre otros. Por otra parte, Chirino es un cantante versátil, sabe "colocar la voz" e interpretar por igual un bolero, un chachachá, una conga, un merengue, una balada romántica, una guajira, un son o una salsa mambeada, de todo lo cual da muestras en su ya dilatada carrera.
A diferencia de Gloria Estefan quien desde el punto de vista musical representa un genuino producto del crossover cultural, Chirino, como otros tantos músicos cubanos de Miami —Hansel y Raúl, Carlos Oliva, Los sobrinos de Juez y otros muchos—, ha preferido producir el grueso de su obra en español, a pesar de que lleva años anunciando que grabará un disco entero en inglés. Sus composiciones siguen estando vinculadas fundamentalmente a las vivencias y actitudes de los cubanos exiliados. A pesar de ello, su música disfruta también de gran predicamento entre los cubanos de la Isla, quienes comenzaron a escuchar sus canciones desde mediados de los años ochenta. Quizá su primer éxito de envergadura en Cuba, y por el cual comenzó a darse a conocer masivamente, fue Mi clientela, el cual circuló clandestinamente, de casete en casete, allá por el año 1987 aproximadamente. Más adelante vendría el éxito de Yo soy un tipo típico, de su álbum Acuarela del Caribe, de 1989, tema en el que fusiona melodías del cancionero cubano tradicional con clásicos del rock & roll de los años 60 y 70. Una generación de cubanos que educaron sus oídos escuchando, por un lado los programas musicales de Radio Progreso, Radio Marianao y la CMQ, y por otro la WQAM, la WGBS y la KAAY, se identificaron profundamente con este tema, por cuanto la cultura musical de la época, al igual que la de Chirino, deambulaba entre una devoción a la tradición cubana y una vocación rocanrolera y pop.
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