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Las Bayetadas (II)

por RICARDO GONZáLEZ ALFONSO, La Habana  

Cuando el Cacique oyó hablar de las olimpiadas griegas quedó fascinado. Permaneció seis lunas hablando consigo a media voz, mientras daba grandes zancadas en torno al Caney Central. Los hispanos creyeron que había enloquecido, pero los caribes y los taínos, los siboneyes y hasta los guanatabeyes, sabían que era algo peor.

Algunos de sus más allegados escucharon aquellos monólogos exteriores. Obviamente el Cacique no tenía idea que Mabuya era un discóbolo; en cambio, no veía la diferencia entre una jabalina y una azagaya. En cuanto al arco y la flecha estaba claro.

Una mañana convocó a todos al Batey de la Repetición, y en un discurso que duró siete lunas expresó: "Organizaremos las competencias más grandes de todos los tiempos". Aplaudieron los caribes, los siboneyes y los guanatabeyes; varios taínos, sin dejar de batir palmas, sonrieron. Sólo una cotorra interrumpió las palabras del Máximo Cacique para decir: "Casabe pa' la cotica". Un caribe le lanzó un macanazo y el ave disidente huyó al vuelo.

Y continuó la arenga: "Habrán competencias de canoa y de natación, y no faltarán los juegos de batos, el deporte del pueblo de Cubanacán. (MÁS APLAUSOS). "Y para que nadie piense que se trata de una idea extranjerizante, le llamaremos "Las Bayetadas", las que pasarán a la Historia como el hecho más extraordinario de la Era Postcolombina". (OVACIÓN).

Se repartieron invitaciones por ese Mundo, que según las últimas noticias era El Nuevo. Así que desde los patagones hasta los esquimales recibieron credenciales, y algunas pepitas de oro para cubrir gastos.

El Batey del Cacicazgo resultaba pequeño para aquella versión de estadio antillano. El continente de guanatabeyes demolió varios bohíos, bajareques y barbacoas, y arrasó con una docena de conucos. Algunos taínos criticaron esas medidas mabuyescas, pero los caribes aseguraron que eran opiniones neoanexionistas, y san se acabó.

Arribaron las delegaciones. Los mocasines de los apaches causaron sensación entre las jinetaínas, y los behiques por cuenta propia se asombraron al oír que un atleta inca podía viajar en una llama con matrícula particular.

La antorcha de Las Bayetadas la encendió un caribe vanguardia. Había ganado la emulación en imponer códices de advertencia y además fue quien espantó a la cotorra subversiva.

Desde el principio ocurrieron hechos misteriosos entre los aborígenes del equipo anfitrión. Un jugador de batos, desapareció detrás de un matorral. Un lanzador de azagaya, con el pretexto de cumplir el plan de ahorro fue en pos de la varilla... y se esfumó. Al otro día, un arquero corrió paralelo a la flecha, y no se le vio más. "¡Esto es cosa de los apaches!", vociferaba el Cacique, mas por lo bajo ordenaba a los caribes: "¡Hay que estar con la macana siempre en alto!"

En la competencia de natación un guaraní iba en primer lugar seguido por un azteca. En la de canotaje los remeros de Cubanacán salieron de punteros. El Cacique estaba orgulloso... pero inesperadamente la canoa taína desapareció por la desembocadura del Yumurí.

En la Mar Océano se asomaba un amanecer de colores. En la piragua extraviada iban el jugador de batos, el lanzador de azagaya, el arquero, el nadador y los remeros taínos. Se sentían felices, tanto como la cotorra independiente que volaba delante de la embarcación exclamando: "Esperanza pa' la cotica", acompañada por un quetzal maya, en un viaje de amor y libertad.

_____r e f e r e n c i a s_____

1. El encubrimiento de Cuba (I)
[http://arch.cubaencuentro.com/lachistera/2001/07/13/2957.html]


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