| Las siete vidas de Gato |
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| La decisión del club Verona de alinear al cubano, ha conmocionado la liga italiana de voleibol profesional. |
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| por JORGE EBRO, Miami |
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Los directivos del club Verona de voleibol son de los que creen que las leyes se hacen para transgredirlas. La decisión de alinear a Ramón Gato en la liga profesional de este deporte ha sido el detonante de una polémica que sacude a gran parte de Italia.
Según las leyes que rigen el voleibol internacional, el cubano debía esperar dos años para poder integrarse a alguna liga profesional, pero el Verona estimó que era demasiado tiempo y situó a Gato en el sexteto titular que salió a la cancha el miércoles pasado.
Como era de esperarse y a pesar de las reiteradas declaraciones del jugador de que sus intenciones no eran en absoluto políticas, La Habana no le ha concedido el permiso para desempeñarse en el voleibol rentado y, por supuesto, no lo hará hasta que se cumplan dos años exactos de su deserción.
Gato, junto a otros cuatro jugadores cubanos —Ihosvany Hernández, Yasser Romero, Leonel Marshall y Ángel Denis—, abandonó a fines del pasado año la escuadra nacional que se encontraba entrenando en la localidad belga de Anvers, para pasar rápidamente a Italia, país que posee la mejor liga profesional de voleibol y, por supuesto, los salarios más elevados.
La decisión del Verona tomó a todos por asalto. El director de la liga, Massimo Righi, ha anunciado duras sanciones contra el club y lo acusó de haber roto un acuerdo adoptado por el resto de los equipos de no hacer jugar a los cubanos hasta que se obtuviera el consentimiento de la federación internacional.
Sin embargo, el director general del Verona, Gabriele Cottareli, asegura que tomó la decisión en base a una sentencia del tribunal civil de la ciudad, que "ordenó a la federación internacional no poner obstáculos a la inscripción de parte de la liga italiana del ciudadano cubano Ramón Gato".
El resto de los equipos de la liga italiana se debate entre la crítica abierta al Verona y el deseo incontenible de emplear el talento de los criollos en sus filas, pero de seguro esperarán el resultado de esta pulseada antes de hacer su elección definitiva.
La sociedad italiana también se encuentra dividida entre quienes piden la incorporación incondicional de los antillanos y el acatamiento de los dictados de la federación que dirige desde hace años el panameño Rubén Acosta.
Sin duda, la irrupción de los cubanos tendrá un impacto tremendo en el torneo italiano. Son ampliamente conocidos por su continuada participación en los campeonatos del mundo de voleibol, donde no existe la absurda palabra amateur que, de cuando en cuando, asoma en deportes como el béisbol y el boxeo.
Al no haber diferenciación alguna al más alto nivel, los cubanos han debido foguearse con los mejores de los mejores y han captado la técnica de rusos, holandeses y yugoslavos, quienes, por cierto, también se desempeñan en la liga italiana.
La presencia de los criollos le haría bien a la liga profesional azurri, y no sólo desde el punto de vista deportivo. También desde el publicitario y el comercial, pero habrá que esperar la segura queja de Cuba, que podría hasta pedir que se le impidiera la participación a Italia en eventos internacionales.
La Habana no perdona, por ejemplo, que la partida de sus cinco mejores hombres la haya relegado al sótano, como un equipo de segunda línea en el último evento del orbe, luego de haberse mantenido en la elite durante varias décadas.
Por el momento, Gato seguirá jugando, aunque tal vez no por mucho tiempo. De cualquier manera, el tiempo está a su favor. Con apenas 26 años, al cubano le queda una vida por delante de seguir su carrera como jugador.
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