| Retorno al punto cero |
|
| José Canseco en su carrera hacia el Salón de la Fama de Cooperstown. |
 |
| por JORGE EBRO, Miami |
|
Después de tanto buscar, José Canseco ha vuelto al mismo punto en que se encontraba al comienzo de la pasada temporada de Grandes Ligas: en un equipo de las Menores para luego subir a los Medias Blancas de Chicago, en lo que podría ser uno, si no el último, de los capítulos finales de su historia deportiva.
Casi exactamente por esta misma fecha, el cubano se encontraba con los Osos de Newark, un equipo de la Liga Independiente del Atlántico, sin horizonte aparente y con la carrera pendiendo de un hilo. Sólo lo animaba su vehemente deseo de disparar unas decenas de jonrones más para llegar a la cifra de 500.
Afortunadamente, los Medias Blancas andaban a la caza de un buen bateador designado luego de la perdida de Frank Thomas, quien habitualmente ocupaba ese puesto en la alineación de Chicago, y Canseco les vino como anillo al dedo.
De esta unión fortuita salió ganando el cubano, quien disparó, en casi media temporada, unos 16 cuadrangulares, y fijó su marca histórica en 462 batazos de vuelta entera. Ello lo convirtió en el segundo pelotero en activo con mayor número de jonrones, sólo por detrás del sensacional Barry Bonds, de los Gigantes de San Francisco, quien a estas alturas anda por los 567.
Canseco es el pelotero con más cuadrangulares no nacido en los Estados Unidos, y tiene casi todos los premios importantes que existen en el béisbol de lujo: Novato del Año, Jugador Más Valioso, Campeón de una Serie Mundial.
Fue el primero en batear más de 40 jonrones y robar más de 40 bases en una temporada, pero sabe que todos esos lauros podrían servirle de poco en su empeño por abrirse un espacio en el Salón de la Fama de Cooperstown si no llega a alcanzar los 500 vuelacercas.
Ahora, los Medias Blancas vuelven a extenderle la mano, pero Frank Thomas está de regreso y su producción ha vuelto a ser la misma de antes de lesionarse. Por supuesto, Canseco va a ponerse en forma en las Menores, jugaría cuando Thomas descansase —una temporada de 162 juegos es demasiado dura hasta para alguien como él— y esperaría por alguna nueva lesión del designado titular.
Todo puede suceder. Es poco probable que el habanero alcance la anhelada cifra este año, pero podría acercarse considerablemente para intentar otro regreso en 2003 y rematar su tarea inconclusa, algo que pudo haber logrado hace tiempo si las lesiones no hubieran ensombrecido su carrera que, a pesar de todo, sigue siendo brillante.
Los caminos a Cooperstown son sinuosos. Los jurados prefieren las trayectorias largas y brillantes a la gloria de una temporada magnífica. Así Cal Ripken, "El Hombre de Hierro" que jugó más de 4000 juegos consecutivos, tiene un lugar seguro; mientras que Roger Maris, quien estableció una marca de 61 jonrones en un año tremendo, no ha entrado en el corredor de los inmortales.
Canseco merece la oportunidad de intentarlo.
|
