| El acertijo |
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| El doble discurso... también en el deporte. |
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| por JORGE EBRO, Miami |
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En Cuba el deporte no escapa al doble discurso que se establece en los planos interno y externo a nivel institucional. Para adentro se prefiere la realidad rígida y austera que presupone vivir en una suerte de estado de sitio, mientras que al mundo exterior se le brinda la imagen de postal, casi folclórica de la isla caribeña.
Basta ver alguna feria de productos deportivos para calibrar la calidad de los implementos en exposición: guantes, bates, pelotas, trajes, calzado, mallas. En teoría la industria que abastece a las disciplinas atléticas produce casi de todo; pero basta recorrer las áreas especiales o las calles donde juegan los niños para percibir la carencia de estos implementos allí donde más se les precisa.
La firma Batos —ver pabellón del deporte en ExpoCuba— supuestamente es capaz de afrontar las necesidades de la Isla. Sin embargo, los equipos que viajan al extranjero prefieren la vestimenta de la Mizuno japonesa o de la Adidas alemana, para no hablar ya de los balones, el calzado, etcétera.
Otro ejemplo del doble discurso. Las clases de educación física, que viene a ser la pariente pobre dentro del sistema escolar. Durante algún tiempo las horas estipuladas para esta materia se consumían en marchar: "un, dos, tres, dereeechá... Media vuelll..." El resto eran dos o tres carreras y algunas planchas y abdominales.
Esto era lo mejor, porque las más de las veces la clase se resumía a hacer cuentos o matar el tiempo hasta el inicio de la materia siguiente. Realmente se prefería el suave hastío de la educación física a la aridez de la matemática.
Ahora Cuba exporta profesores de educación física, los cuales tal vez se esmeren en desarrollar un programa de ejercicios para justificar a los ojos del país que les recibe los pocos dólares de su salario.
Un tercer ejemplo: los campeonatos nacionales. Salvo el béisbol, el boxeo, el baloncesto y el fútbol, que cuentan con calendarios amplios, cierta divulgación en los medios periodísticos y a los que la población tiene acceso, el resto de los deportes son meros experimentos de laboratorios erigidos en base a la captación temprana de talentos y no a la tan cacareada masividad.
El voleibol es el deporte que más tipifica esta realidad. En los últimos años Cuba se ha mantenido en la elite mundial en las ramas masculina y femenina. En ésta última ha llegado a ganar tres Juegos Olímpicos consecutivos. Sin embargo, no creo que exista mortal alguno capaz de recordar el nombre del equipo campeón nacional del pasado año.
Bueno, probablemente no haya existido ni torneo para el recuerdo.
Sencillamente, los logros en el exterior no han impulsado a las autoridades a establecer campeonatos de nivel en lo interno. Ahora, luego de las deserciones de varios voleibolistas y ante la real posibilidad de retroceso, es cuando se ha empezado a hablar de la necesidad de un espectáculo de calidad en casa, donde los aficionados puedan ver a los atletas y donde estos mismos puedan desarrollarse antes de salir a los circuitos internacionales.
Por cierto, el torneo, que comenzará a fines de este mes, ya empieza mal desde el nombre. Le han puesto, nada más y nada menos, que "Aniversario del INDER". Realmente muy apropiado para atraer al público, que sólo desea tener en el deporte una vía de entretenimiento para matar un poco el tedio en los interminables días de la Isla.
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