| Derritiendo el hielo |
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| Jennifer Rodríguez: una chispa de sol cubano en los Juegos Olímpicos de Invierno. |
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| por JORGE EBRO |
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Por estos días en Miami no se habla de José Canseco, que finalmente fue a dar a los Expos de Montreal; ni de El Duque, que lucha por un puesto en la rotación de los Yankees de Nueva York. La atención la acapara Jennifer Rodríguez, una muchacha que ha derretido el hielo en Salt Lake City con su sangre cubana.
Ganadora de dos medallas de bronce en los 1000 y 1500 metros del patinaje de velocidad, distancias donde las europeas han dominado tradicionalmente, Rodríguez pasará a la historia de los recién concluidos Juegos Olímpicos de Invierno como la primera atleta de la cálida Miami en subir a un podio de premiaciones.
Y con ella, también ha subido un pedazo de Cuba. El padre de Rodríguez, Emilio, llegó de la Isla a principios de los años 60 y se casó con Bárbara, una estadounidense. Sin embargo, la familia se mantuvo en Miami, donde la niña desarrolló su carrera deportiva.
La de Rodríguez es la historia de una transición que se ve muy poco dentro del mundo del deporte. Se dio a conocer inicialmente en el patinaje sobre ruedas, deporte que comenzó a practicar desde los cuatro años, con tanto éxito que llegó a ganar 12 medallas a nivel mundial, no sólo en el de velocidad sino en el artístico.
En los años 1991-1992 fue seleccionada como la Mejor Atleta de patinaje sobre ruedas de los Estados Unidos, y parecía llamada a empeños mayores cuando decidió probar suerte sobre las pistas gélidas del norte de los Estados Unidos.
A sólo un año del cambio, Rodríguez ya se había adueñado de los récord nacionales en las distancias de 1500 y 3000 metros. En esta última finalizó en la cuarta plaza en los Juegos Olímpicos de Nagano 1998, en Japón, donde compitió en cuatro pruebas.
Ahora, en Utah, acaba de confirmar su estrella en ascenso y con sólo 25 años le aguarda, al menos, otra cita invernal, para aspirar a un oro que la aseguraría en el pedestal de los campeones.
Indiscutiblemente, el equilibrio y precisión que exige el patinaje sobre ruedas, donde la velocidad de desplazamiento es menor, pero grande el gasto energético, ayudaron mucho a Rodríguez a la hora de cambiar al filo cortante del patín que surca el hielo.
Residente actualmente en Park City, en las afueras de Utah, Rodríguez tiene planeado próximamente un viaje a Miami, donde tiene a tantos amigos de infancia y tantos recuerdos en la memoria.
"En Miami siempre recibí el apoyo necesario para desarrollar mi carrera", expresó recientemente a la prensa. "Sé que cuando regrese me sentiré como en casa. Va a ser muy bueno volver a ver a tanta gente que me quiere y donde están mis raíces. Yo sé que muchas personas allá han estado pendientes de mis resultados".
Es cierto. Nunca antes en esta ciudad, donde vive casi un millón de cubanos, donde el calor es la norma del clima, se siguió tanto una olimpiada invernal. Con sus medallas, Jennifer Rodríguez ha derretido las distancias entre Miami, Utah y, por qué no, Cuba.
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