Martes, 17 diciembre 2002 Año III. Edición 517 IMAGENES PORTADA
Sociedad
El socialismo como progreso

La Corriente Socialista Democrática Cubana (CSDC) organiza su Primera Conferencia Nacional, a celebrarse en enero.
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana  

El pasado sábado 7 de diciembre, 20 delegados de la Corriente Socialista Democrática Cubana (CSDC) de las provincias occidentales del país celebraron en La Habana una reunión previa a la Primera Conferencia Nacional de esa organización que se efectuará entre los días 16 y 18 de enero de 2003. Dos semanas antes, los días 23 y 24 de noviembre, otros 25 delegados de las provincias orientales se reunieron en Manzanillo con similares propósitos. Ambas reuniones forman parte del cronograma de actividades preparatorias que la organización socialdemócrata cubana ha venido desarrollando durante el año para culminar en la celebración de la Primera Conferencia.

Heredera de las ideas del socialismo democrático que Diego Vicente Tejera enarboló en Cuba a fines del siglo XIX, la CSDC nació como proyecto político en 1992. Durante sus once años de vida la organización —integrante de la sociedad civil y política emergente en la Isla— logró sobrevivir en los momentos más difíciles, establecer sus cimientos ideológicos, elaborar los textos fundamentales y extenderse por toda la nación a través de una red compuesta de miembros, simpatizantes y amigos.

Los delegados a ambas preconferencias agotaron una amplia agenda cuyo centro lo ocuparon el debate del informe presentado por su Secretario General, Manuel Cuesta Morúa, los proyectos de la CSDC agrupados en los Cuadernos de 2002 a los que se hizo un considerable número de enmiendas y sugerencias, las preguntas que desde la izquierda democrática se plantean al Partido Comunista y las elecciones del nuevo Secretariado Nacional, que la Comisión Electoral dará a conocer durante la celebración de la Conferencia Nacional.

El informe —un sucinto análisis de la trayectoria, logros, dificultades y retos mediatos e inmediatos de la organización socialdemócrata— se centró en lo que Cuesta califica como las dos carencias básicas de la organización: ausencia de "agresividad ideológica" y de una buena "estrategia de comunicación".

El planteamiento acerca de la conformidad con saber que la idea del socialismo ha sido desvirtuada por el Gobierno y que lo que hoy existe en Cuba se aleja sustancialmente de los proyectos originarios, generó un intenso debate acerca de la necesidad de perseverar en la defensa de ese concepto en un contexto donde su mal uso y abuso ha provocado el rechazo de una parte significativa de la ciudadanía. Ésta lo identifica con el mal que ha azotado a la nación en las últimas décadas.

De otra parte, los delegados coincidieron con el informe en que "no se puede asumir una idea y mantener una actitud defensiva respecto a las propuestas que la identifican, pues sin comunicación social la realidad parece que no existe". De ahí la decisión de establecer una estrategia dinámica y efectiva para la difusión de las ideas del socialismo democrático.

"Es cierto —dice el informe— que los demócratas del progreso nos vimos obligados a diferenciar el socialismo moderno del socialismo totalitario, razón por la que en la Internacional Socialista se habla alto y claro de socialismo democrático. Pero es bueno que empecemos a decir con fuerza, 10 años después de la caída de todos los muros, que el socialismo sólo puede ser democrático, lo que significa que aquel adjetivo sobra". Esa visión es considerada, por la CSDC, crucial para el futuro de la democracia en Cuba, pues si bien es cierto que hay países que viven en democracia sin la presencia de una u otra alternativa política, en nuestro país no habrá democracia si no hay socialdemócratas.

El informe culmina con un retrato sintético de lo que ha sido y es la CSDC en sus once años de vida: "Una familia sólida que ha resistido todas sus fisuras, una organización corregible con el aprendizaje y el compromiso de nuestros miembros, simpatizantes y amigos, con un sentido de institucionalidad fundamental si queremos contar con una maquinaria política perdurable, con un concepto y una estrategia clara en política que parece ratificada por la evolución de los acontecimientos, con una apuesta por el pensamiento como premisa para la acción y una preocupación y ocupación éticas sin las que nada positivo podríamos construir. Eso ha sido la CSDC en todos estos años con la feliz conducción de nuestro trabajo en equipo".


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