Lunes, 04 noviembre 2002 Año III. Edición 486 IMAGENES PORTADA
Sociedad
El difícil camino de los bicitaxis

'Si no está la policía me arriesgo y alquilo a los turistas, porque del dólar depende la alimentación de mi familia', dice un chofer de Centro Habana.
por CLAUDIA MáRQUEZ LINARES, La Habana Parte 1 / 2
La Habana
La Habana Vieja. Bicitaxis

"No podemos parquear frente a los mercados ni en las tiendas grandes porque nos multan. Ni en la Terminal de Trenes; allí la policía no nos permite esperar a los pasajeros, y si parqueamos la multa es de 50 pesos. No podemos alquilar a los turistas ni entrar al Centro Histórico de la Habana Vieja por calles con circulación prohibida, como Cuba y Sol. Tampoco nos permiten parquear frente a los hoteles", se queja Raúl, bicitaxista hace más de cinco años, de las constantes restricciones que impiden que los choferes de bicitaxis circulen con libertad por los populosos municipios de La Habana Vieja y Centro Habana.

Hace apenas una década proliferó en Cuba un nuevo modo de transporte: los bicitaxis. En un principio, los choferes de estos vehículos, trabajadores por cuenta propia, podían alquilar a cubanos o a turistas con entera libertad, siempre y cuando tuvieran sus respectivas licencias. Con el tiempo creció la afición de unos y otros por este medio, que sirve para trasladarse por las estrechas calles de municipios que sólo cuentan con paradas de ómnibus en su periferia.

El Centro Histórico y las zonas aledañas son las áreas de mayor concentración de bicitaxis en Ciudad de La Habana. Esta parte de la capital comprende no sólo el recinto que fue intramuros en la época colonial, sino toda el área asociada a las antiguas murallas que protegían La Habana del siglo XVII, ocupando en la actualidad una superficie de 214 hectáreas. En 1982, el Centro Histórico fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

Hoy la policía y los inspectores de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) acosan a los conductores de bicitaxis y les imponen multas cuando violan las regulaciones que restringen el servicio que prestan.

Martha, una vecina de La Habana Vieja, utiliza con frecuencia ese medio de transporte: "Imagínate, aquí prácticamente no hay guaguas, la gente tiene que caminar 14 y 15 cuadras para llegar al Túnel o al Capitolio (periferias del municipio) y lo único que tenemos para trasladarnos es el servicio de los bicitaxis, nada más".

Las llamadas "Regulaciones Urbanísticas para la Zona Priorizada en la Conservación y de Alta Significación Turística", son un compendio de leyes que delimitan y restringen en el Centro Histórico la circulación en bicicletas, bicitaxis y vehículos a través de determinadas calles. Ello se debe a que algunas son de adoquines, y a que los vehículos pesados pueden dañar los edificios de interés histórico, abundantes en la zona. Por el Casco Histórico los turistas suelen caminar; llegan a través de cualquier medio de transporte sólo hasta donde las señales lo permiten. Si los choferes de bicitaxis recorren las zonas prohibidas, la multa es de 50 pesos para los que poseen licencia, y de 250 pesos y confiscación del vehículo para los que no cuentan con la autorización de la ONAT.

Desde inicios de 2002, las autoridades tributarias que expiden licencias a estos trabajadores por cuenta propia han montado una campaña para restringir los servicios que prestan, y la policía les impone multas de entre 50 y 1500 pesos, en dependencia de la trasgresión. Ahora ya no pueden alquilarle a los turistas porque se suspendió, desde principios de año, la licencia que lo autorizaba. Según un inspector de la ONAT que no quiso identificarse, la causa por la que se prohíbe a los conductores de bicitaxis que alquilen a los turistas es que desviarían los recursos del Estado hacia ese pequeño sector privado que, a pesar de los impedimentos, lucha por sobrevivir. Algunos han llegado a crear verdaderas microempresas.

"Si no está la policía me arriesgo y alquilo a los turistas, porque del dólar depende la alimentación de mi familia", dice Antonio, un bicitaxista de Centro Habana con el rostro sudoroso después de ocho horas de pedaleo por la ciudad.

A pesar de los riesgos, es grande el número de capitalinos que desempeña esta labor ilegalmente, ya que la ONAT decidió no expedir más licencias, ni siquiera para alquilar en pesos. Sólo algunos casos de Seguridad Social (personas de muy bajos recursos económicos) aprobados por organizaciones como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) pueden conseguir estos permisos, según reveló un chofer que labora en la intersección de Reina y Belascoaín.

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