Lunes, 14 octubre 2002 Año III. Edición 471 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Adán y Eva sin paraíso

Aunque se desconoce el número de uniones consensuales existentes, la Isla ostenta una de las mayores tasas de divorcio del planeta.
por HéCTOR MASEDA, La Habana Parte 2 / 2

Juana V., pinareña de 36 años de edad, ama de casa, también dispone de una historia ilustrativa: "En los años 90 mi esposo y yo comenzamos a tener dificultades. Llevábamos siete años casados. Ambos nos pusimos insoportables. Yo le peleaba: Armando, al niño le queda una lata de leche. Armando, busca viandas que no tenemos nada para el almuerzo. Armando aquello, Armando lo otro. Los problemas de la alimentación diaria nos ahogaban. La relación se deterioró totalmente. Mi esposo se molestaba y me gritaba. Peleábamos mucho; iba a ocurrir una desgracia. Al final nos separamos".

La violencia del hombre hacia su pareja es otra de las causas que provocan rupturas. Al respecto, Alicia G., ama de casa de 33 años de edad y siete de matrimonio, cuenta que su esposo empezó a faltarle el respeto en privado: "Después vinieron las humillaciones ante amigos comunes o en la calle. Luego los empujones y gritos delante de nuestro hijo (de cuatro años). Por último, me propinaba golpes cada vez que llegaba a la casa borracho; la situación se repetía hasta dos veces por semana. No resistí más. Le presenté la separación. Él no estuvo de acuerdo y el divorcio se efectuó por rebeldía".

Otro de los motivos más frecuentes de separación es la infidelidad conyugal. En una encuesta realizada entre 290 personas de ambos sexos residentes en todo el país, publicada por la revista Bohemia (marzo de 2002), el 82,3% de los hombres y el 54,1% de las mujeres admitieron haber sido infieles a su pareja al menos una vez en la vida. Entre quienes aceptaron haber tenido relaciones extramatrimoniales, un 27,7% dijo hacerlo de forma habitual. El resto afirmó ser infiel ocasionalmente. Sin embargo, el 58,2% de los hombres y el 24,7 de las mujeres encuestadas aseguraron que no perdonarían la infidelidad de su pareja.

Marta C., de 26 años, es licenciada en Enfermería y reside en el municipio Playa. Está casada desde hace ocho años, pero comenzó a tener relaciones íntimas con un compañero de trabajo cuando su matrimonio tenía tres años. "Pienso que el triángulo amoroso se formó porque mi esposo y yo caímos en la monotonía conyugal. No teníamos fantasía en el sexo. Él no me atendía como era debido ni mi llevaba a ningún lugar. Me sentía vacía por dentro, sin ilusiones, y busqué fuera del matrimonio cómo llenar ese espacio. Me olvidé un poco del hogar y dejé de atender a mi esposo. Él se dio cuenta, o se imaginó lo que ocurría, y rectificó su actitud hacia mí. Yo también puse mi parte. Ambos nos dimos cuenta de que aún había amor. Mi matrimonio ha mejorado. Recientemente terminé con la relación extramatrimonial silenciosamente, tal y como empezó".

Los celos (amorosos o profesionales) y el decrecimiento de la dependencia económica de la mujer hacia el hombre son aspectos que con frecuencia originan el rompimiento de los vínculos entre los cónyuges.

"Mi matrimonio comenzó a complicarse cuando mi esposa buscó nuevos horizontes —dice Fernando P., de 35 años, técnico medio en refrigeración y residente en Arroyo Naranjo—. Comenzó a asistir a cursos de superación, ingresó en la universidad y finalmente se graduó como licenciada en Química. Adquirió mayores responsabilidades y mejor salario. En la medida en que se transformaba decaía la comunicación entre nosotros. Dejó de atenderme. Llegaba tarde y cansada. Yo asumía las labores domésticas. Ya no dependía económicamente de mí; al contrario, ella aportaba la mayor parte de los fondos familiares. Casi no nos hablábamos. Era como si me la hubieran cambiado por otra persona. Nos divorciamos a los once años de casados".

Los expertos consideran que la convivencia permanente (ante la ley o consensual) es un reto lleno de escollos. No obstante afirman que, al romperse un vínculo matrimonial, se contribuye a maneras diferentes de expresar el amor. En unas ocasiones con mayor profundidad y, en otras, abarcando nuevos horizontes.

Causas más comunes de los divorcios en Cuba
Convivencia de varias generaciones en un núcleo familiar
Discusiones en el seno de la familia como reflejo de la crisis socio-económica del país
Violencia del hombre hacia la mujer
Infidelidad
Celos amorosos y profesionales
Falta de preparación e información acerca del matrimonio
Decrecimiento de la dependencia económica de la mujer

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