Nota atípica de Granma sobre el traslado de prisioneros de Al Qaida a Guantánamo |
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Finalmente, el régimen de Castro ha decidido dar alguna opinión sobre el traslado de los prisioneros de Al Qaida a la base naval de Guantánamo. Como es habitual, la nota oficial ha sido publicada por Granma, con el título "Declaración del Gobierno de Cuba" a la opinión nacional e internacional, pero esta vez en lugar de disentir o agredir a Estados Unidos, el texto es sensato y comprensivo con "el imperio".
Después de dedicar seis largos párrafos a explicar las circunstancias históricas y legales por las cuales existe una base norteamericana en territorio cubano, la nota contiene otros cuatro párrafos con el rosario de agresiones y conatos de guerra provocados, según el régimen de La Habana, desde la base. Una vez aclarados todos esos puntos, el régimen reconoce por primera vez que, en los últimos años "se ha producido allí un cambio de clima". "Se respira una atmósfera de respeto mutuo".
Según la información, desde que en 1994 se produjera el éxodo de balseros que fueron retenidos en la base, las cosas empezaron a cambiar y se inició una cooperación "cuidadosa y unánime" entre ambas partes. "Tales circunstancias contribuyeron a una mejoría de ambiente y contactos autorizados, aunque mínimos, indispensables entre los responsables de uno y otro lado del perímetro. No hay hoy allí lo que pudiera considerarse un ambiente de hostilidad y guerra". La nota de Granma explica que en estas nuevas circunstancias se produjo en 1999 la guerra de Kosovo en la que hubo millares de refugiados que Estados Unidos en un primer momento pensó albergar en Guántanamo. "El Gobierno de Estados Unidos, de acuerdo a compromisos contraídos, tomó la decisión de utilizar la base como albergue para un número de ellos", dice Granma. "Tales decisiones se toman siempre unilateralmente. Nunca se nos solicita opinión previa, ni siquiera se nos informaba. Pero en esa ocasión, por vez primera, se nos comunicó la decisión tomada, argumentándose los motivos de la misma. Nuestra respuesta fue constructiva". Finalmente los refugiados kosovares no fueron a Guantánamo, pero ahora, ante la decisión de refugiar a los prisioneros afganos, La Habana vuelve a agradecer al gobierno estadounidense "el gesto de informar previamente y con amplitud de detalles los pasos que se proponían dar".
Y aunque no lo dice la nota, se deduce que la respuesta también ha sido "constructiva". Al menos, ha sido discreta. Sigue la nota oficial: "Aunque el traslado de prisioneros de guerra extranjeros por parte del Gobierno de Estados Unidos a una instalación militar suya, ubicada en un espacio de nuestro territorio sobre el cual hemos sido privados del derecho a ejercer jurisdicción, no se ajusta a las normas que dieron origen a esa instalación, no crearemos obstáculos al desarrollo de la operación". "A pesar del considerable incremento de personal militar que la operación requiere no consideramos que la misma implique amenaza alguna para la seguridad del país. Por ello, no incrementaremos el personal ni los medios militares destacados en el perímetro de aquella instalación. Dicho personal, altamente disciplinado y calificado, es además suficiente para garantizar la seguridad de la población de la zona frente a cualquier riesgo que pudiera originarse con el traslado de los prisioneros extranjeros a esa base". A pesar de que hasta aquí la bajada de tono es más que evidente, la nota de Granma continúa condescendiente: "El Gobierno de Cuba aprecia la información previa suministrada, y ha tomado nota con satisfacción de las declaraciones públicas de las autoridades norteamericanas en el sentido de que los prisioneros recibirán un tratamiento adecuado y humano, que podrá ser controlado por la Cruz Roja Internacional". La declaración oficial termina ofreciéndose, aunque se desconoce el número exacto de prisioneros, a cooperar con los servicios médicos y con los programas de saneamiento y de lucha contra plagas y vectores, "o de cualquier forma útil, constructiva y humana que pueda presentarse". O sea, bienvenidos sean, talibanes.
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