La Cumbre de Madrid |
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Una muestra adicional del aislamiento en que se encuentra el régimen fue su desapercibida participación en la cita de la UE con América Latina y el Caribe. |
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por OSCAR ESPINOSA CHEPE, La Habana |
Parte 2 / 2 |
Ello demuestra la falsedad de los argumentos de quienes plantean que los países latinoamericanos y caribeños quedarían aislados al participar en el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que está en vías de creación. Por el contrario, los hechos manifiestan que en este mundo que se integra aceleradamente los países que han sido más activos en los procesos de unificación en sus regiones son los que van obteniendo mayores beneficios del fenómeno globalizador, que con sus ventajas y desafíos resulta ya inevitable.
Paralelamente al fortalecimiento de los vínculos entre la UE y América Latina y el Caribe, visibles en esta Cumbre, contrasta el continuado aislamiento de Cuba, reflejado en la opaca participación de su delegación.
La representación cubana, encabezada en esta oportunidad por Carlos Lage Dávila, bajó su nivel, ya que en la I Cumbre estuvo presidida por Fidel Castro. El hecho indica el mal momento en que se encuentran las relaciones de La Habana con la UE y, más aún, con sus vecinos latinoamericanos.
El régimen de La Habana es el único de América Latina y el Caribe que no tiene suscrito un Acuerdo de Cooperación con la UE y, por las declaraciones de Lage en España, en las cuales ratificó la opción totalitaria del régimen, contraria a las reiteradas solicitudes de democratización expresadas por la UE, todo indica que las posibilidades de mejoramiento de las relaciones se encuentran más lejos que nunca, con todas las desventajas que ello entraña para la sociedad cubana.
En la Declaración Final de la Cumbre se destaca el rechazo a "todas las medidas de carácter unilateral y efecto extraterritorial que son contrarias al derecho internacional y a las reglas del libre comercio", y se resalta que "este tipo de práctica constituye una seria amenaza contra el multilateralismo". Este pronunciamiento, a la vez que implícitamente condena el embargo comercial estadounidense, también resulta embarazoso para La Habana por proceder de países a los que hace sólo algunas semanas el régimen denominó "agentes genuflexos del imperialismo norteamericano" por promover una resolución en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, que solicita el respeto de los derechos civiles y políticos del pueblo cubano.
La II Cumbre de la Unión Europea-América Latina y el Caribe, en tanto reafirma las tendencias integradoras que rigen actualmente, constituye una muestra adicional del aislamiento en que se encuentra el régimen de Castro, apartado y solitario, con sus dogmas y caducas concepciones, ajeno a un mundo que se transforma a pasos acelerados.
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