| Un ritual innecesario |
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| La UE continúa revisando su posición respecto a Cuba, aun cuando el sistema es ya 'intocable'. |
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| por MIGUEL RIVERO, Lisboa |
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Después que la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) apruebe por unanimidad, en los próximos días, el proyecto de "modificación" de la constitución para convertir en "intocable" el sistema político, económico y social imperante en Cuba, habría que preguntarse si vale la pena que los ministros de Exteriores de la Unión Europea se reúnan para considerar la política común hacia el régimen de Fidel Castro, que condiciona una relación de cooperación a que se produzca una apertura política en la Isla.
Precisamente el pasado 17 de junio, en Luxemburgo, los ministros de Exteriores de los Quince prolongaron por seis meses más la aplicación de esta política común, y en la nota se consigna que esa entidad "espera pasos positivos por parte del Gobierno de Cuba, que conduzcan a reformas reales del sistema político, basadas en los valores democráticos".
También la UE dice que "sigue con interés la evolución del Proyecto Varela, basado legalmente en la Constitución", y anima al Gobierno de La Habana a "considerarlo como una iniciativa legítima que representa un esfuerzo importante para introducir reformas".
Sucede que cuando los ministros de Exteriores europeos estaban reunidos en Luxemburgo ya había sido lanzada la "iniciativa" (10 de junio) de los ocho representantes de las organizaciones "de masas" de Cuba para "consignar expresamente" en la Constitución que el régimen económico, político y social de Cuba "es intocable".
También se señala en esa reforma constitucional que "las relaciones económicas, diplomáticas y políticas" no podrán ser negociadas jamás bajo "agresión, amenaza o presión de una potencia extranjera". En realidad, antes de la reunión del día 17, la Unión Europea había recibido desde La Habana un mensaje claro e inequívoco: nada de ilusiones acerca de cambios o de apertura política en la Isla.
Para el Gobierno cubano, la posición común de la Unión Europea constituye un inaceptable mecanismo de presión. Además, nada se debe cambiar en el sistema político, que ha sido proclamado, sin pudor ni sonrojo alguno, como el "más democrático" del mundo.
La posición común de la UE hacia Cuba fue adoptada el 2 de diciembre de 1996 y desde entonces los ministros se reúnen cada seis meses para comprobar que, a pesar del "descenso del número de prisioneros políticos", o de que existe "una mayor libertad religiosa", su política sigue siendo válida, porque no se han dado pasos para "animar el proceso de transición a una democracia pluralista, el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, así como una reconversión económica que permita mejorar las condiciones de vida del pueblo cubano".
Como está previsto que en los primeros días del mes de julio se reúna la ANPP y el sistema político, económico y social de Cuba se blinde todavía más, volviéndose "intocable", surge la inevitable pregunta: ¿valdrá la pena que los ministros de Exteriores de la Unión Europea se tomen el trabajo de reunirse cada seis meses para revisar la posición común?
Todo indica que el inmovilismo del régimen ha convertido estas reuniones en un ritual innecesario.
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