| La hora de las turbas |
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| El son de las cazuelas y el ritmo de los palos: la nueva música venezolana. |
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| por MIGUEL RIVERO |
Parte 1 / 2 |
El presidente venezolano Hugo Chávez definitivamente se quitó la careta democrática y ha lanzado las turbas a la calle, con el objetivo de intimidar a los dirigentes de la oposición y los medios de comunicación social.
Es la vieja historia, que conocemos tan bien los cubanos, acerca de los "ciudadanos enardecidos" para defender "el proceso revolucionario".
La última acción, en la noche del lunes 7 de enero, fue contra el diario El Nacional, que se ha caracterizado por publicar verdades que enfurecen al megalómano presidente.
En este caso, se trató de una información de la periodista Yelitza Izalla, que reportó que Chávez fue recibido con el sonido de las cacerolas en una de sus visitas a un barrio de las afueras de Caracas.
En su programa Aló, Presidente, Chávez arremetió contra la periodista y el diario. Entonces, los embriones venezolanos de las Brigadas de Reacción Rápida (copia de las experiencias cubanas) se encargaron de movilizar a algunos centenares de manifestantes, para virtualmente mantener secuestrados a todos los periodistas del más importante diario de Caracas, lanzando improperios, y dejando insultantes pintadas en las paredes.
Cualquier parecido con los espectáculos que vivieron los cubanos que pidieron la salida en 1980, por el puerto de Mariel, y cuyas viviendas también fueron cercadas no es pura coincidencia. Se trata de la misma película. El uso de la intimidación como arma fascista de combate contra los que discrepan del Gobierno totalitario.
Manuel Felipe Sierra, columnista del diario El Nacional, explicó: "Se trata de una comprobación de que el Gobierno —abrumado por el rechazo— se encamina al establecimiento de un régimen autoritario, que era su objetivo desde el inicio".
El analista político venezolano Fausto Masó hizo una medular advertencia: "Lo más importante es no acobardarse y detener esto, antes de que siga ocurriendo".
El cerco al diario fue la continuación de una escalada en el uso de las turbas, las amenazas y las intimidaciones como forma de gobierno.
El sábado 5 de enero, la Asamblea Nacional tenía que elegir una nueva directiva y las turbas acantonadas afuera se encargaron de insultar y vejar a los diputados opositores.
Como si esto fuera poco, los chavistas introdujeron grupos armados en el recinto de la Asamblea, que se paseaban de un lado a otro, en el momento de las votaciones.
El otro factor de presión fue la presencia en el palco del público del ex jefe del Departamento de Inteligencia (DISIP), Eliézer Otaiza. Resulta que Otaiza siguió el mismo método del tenebroso asesor peruano de seguridad, Vladimiro Montesinos, y algunos diputados saben que tiene en su poder vídeos comprometedores.
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