| El drama de Argentina |
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| Una nación en crisis. Unas instituciones desprestigiadas. Un Gobierno incapaz de campear el temporal económico. |
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| por MIGUEL RIVERO |
Parte 1 / 2 |
Desde el pasado 20 de diciembre de 2001, Argentina devoró cinco presidentes y ya casi nadie se acuerda de quién fue el primero que sustituyó a Fernando de la Rúa, que salió en un helicóptero de la casa de Gobierno.
En La Habana, debe haber provocado gran alegría la renuncia de éste último. Después de que Argentina votó en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra la resolución que denunciaba las continuas violaciones por parte del régimen cubano, Fidel Castro prácticamente hizo un llamado "a todos sus amigos" para combatir al presidente argentino, que mantenía el cargo gracias a una endeble coalición con otras fuerzas políticas.
Claro está que éste no fue el factor desencadenante de una crisis que se venía incubando desde mucho antes, pero la celeridad del Gobierno de La Habana para enviar un mensaje de felicitación al sustituto de Fernando de la Rúa (posiblemente ni tuvo tiempo de leerlo) muestra la satisfacción ante la desgracia ajena.
"Una sociedad que se siente sin presente y sin futuro, o bien emigra, o bien organiza un caos social que permita abrir una puerta a cualquier cambio", advirtió el catedrático español de Economía Aplicada, Aurelio Martínez Estévez, en un artículo publicado en el diario El País, el 5 de enero.
Los cubanos han optado por la emigración. Los argentinos por el caos social.
Casi que resulta riesgoso mencionar que el actual presidente de Argentina se llama Eduardo Duhalde, porque es difícil predecir cuánto tiempo durará en el cargo. Lo cierto es que no ha podido reunir a su alrededor a las diferentes familias del Partido Justicialista y muchos consideran que, en lugar de formar un Gobierno de Unidad Nacional, ha optado por un equipo de Buenos Aires.
Es bueno recordar que el 36,1 por ciento de la población del Gran Buenos Aires (capital y área metropolitana) vive bajo la línea de pobreza. Después de tomarle el gusto al deporte de destituir presidentes, resulta difícil apostar a que Duhalde logrará el tiempo necesario para reorientar la economía del país y llevarlo a nuevas elecciones generales, que es lo que debe ocurrir en un sistema democrático.
El peligro que hoy se cierne sobre Argentina es que surja un nuevo caudillo populista, al estilo del venezolano Hugo Chávez (no tiene necesariamente que ser un uniformado), y se las arregle para catalizar a su favor todo este descontento del pueblo hacia la clase política, totalmente despretigiada.
En realidad, la economía de ese país suramericano recibió un primer golpe mortal cuando el 5 de diciembre de 2001 el Fondo Monetario Internacional (FMI) se negó a conceder un nuevo préstamo por 1.260 millones de dólares, ante la falta de cumplimiento de las metas fiscales de Argentina.
Cuando México entró en 1994 en una grave crisis financiera, vino de inmediato Estados Unidos en su ayuda, otorgando créditos por varios miles de millones de dólares que, por cierto, ya han sido pagados. El denominado "efecto tequila" quedó rápidamente neutralizado.
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