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El Comandante se va a la shopping

¿Podrán lograr nuestros científicos que los pollos congelados 'made in USA' pongan huevos fritos?
por ENRISCO, New Jersey Parte 2 / 2

En algún momento de su paseo por los estantes de productos su ceño se frunce. Ha visto una botella de mojito. La marca es "Martí". Los ayudantes del Comandante se ponen tensos. Se imaginan parados cinco horas bajo el sol oyendo al Comandante decir: "¿Qué estarán sugiriendo esos asquerosos capitalistas? ¿Que el apóstol era aficionado a la bebida y además lucraba con ella? ¿Que nuestro mojito es agrio pero no es nuestro? Sólo faltaría que estos asquerosos capitalistas vinieran a vendernos Cubalibre. Imagínense. ¡Un Cubalibre producido y envasado en el norte revuelto y brutal que nos desprecia!" Sin embargo, el Comandante se acerca sereno al representante de la bebida y después de explicarle cuál es la receta del auténtico mojito, le comenta: "Lo que me parece que el nombre de su mojito no es el más apropiado". Y a continuación le sugiere que lo cambie por el de "Comandante". Así, explica, pueden comercializar el mojito de calidad superior como "Comandante en Jefe" (el mojito importado puede ser la clave de la recuperación de ciertos alimentos desaparecidos de los predios de la Isla desde hace unas décadas. Por ejemplo, por esta vía se podría facilitar el repoblamiento de especies que otrora pastaban apaciblemente en nuestras sabanas, como el bistec en cazuela o los casquitos de guayaba. Si se compran, digamos, unas cuarenta guayabas hembras y tres o cuatro guayabas sementales, en unos cinco años Cuba estaría exportando casquitos de guayaba a las galaxias vecinas).

Ya el Comandante se dirige, con su carrito de compras bien surtido, a pagar en caja. Las compras de este mes no le han salido nada mal. Va haciendo las cuentas: "A 25 millones de huevos le quito los huevos destinados al turismo y el resto lo divido entre 11 millones de personas. Ya está. Este mes cada cubano recibirá un huevo y medio. No está mal para empezar, aunque si en vez de pollos congelados hubiera comprado gallinas ponedoras en un par de años podría inundar el mercado mundial con huevos criollos. ¿Y si hablo con nuestros científicos para que logren que los pollos congelados se dediquen a poner huevos fritos?" Ahora le presentan la cuenta: 90 millones de dólares. ¿Prefiere pagar con tarjeta o en efectivo? "En efectivo", dice el Comandante, y saca un grueso fajo de billetes de un millón de dólares cada uno y los va contando. Con esa cantidad de dinero en la cartera uno se explica que el Comandante tenga una escolta equivalente a la población de Mónaco con turistas incluidos. Alguien puede pensar que si hubieran agarrado al Comandante con esa cantidad de dinero en la época en que mandaban a la cárcel por andar con unos cuantos dólares le hubieran caído encima unas trescientas cadenas perpetuas. Entonces ese mismo alguien pudiera pensar que no fue tan buena idea la despenalización del dólar.

La cajera, al recibir el dinero, no se atreve a mirar a trasluz los billetes porque piensa que podría ofender al estadista. No quiere cargar con la responsabilidad de que un millón de cubanos tengan que oír hablar mal de ella durante cinco horas mientras el sol los va evaporando. Al terminar la compra, el Comandante ofrece a los dependientes una cena en agradecimiento por la buena atención. El menú: carne marinada con cerveza y salsa de café. "Deliciosa", opinan los invitados, mientras el público nativo se limita a preguntar: ¿Carne? ¿Cerveza? ¿Café?

Satisfecho por la compra, el Comandante se dirige a los invitados, aunque esta vez se limita a hablar durante 15 minutos en un salón con aire acondicionado y sin atacar a nadie. Sí comenta que "en un futuro próximo no faltarán mercados sino alimentos", aunque su reconocida modestia le evita declarar que Cuba, como en tantos otros aspectos, se ha adelantado al resto de la humanidad también en lo que a escasez de alimentos se refiere.

No hay tiempo para más. El Comandante debe enfrentar al segundo ciclón que se ha ensañado en estos días sobre la parte occidental de la Isla. Después de explicarle a los afectados las características y la dinámica del huracán, el Comandante les comenta que por terrible que pudiera parecer la situación debían pensar en el resto del mundo, donde la situación es mucho más difícil: "Y no por los huracanes, sino por culpa de esos asquerosos capitalistas". Va a comunicarles cuántos huevos recibirá la población este mes (1,5) gracias a los grandes sacrificios realizados por la revolución —piensa en lo difícil que ha sido empujar el carrito de las compras—, pero entonces decide que es mejor hacer el anuncio en otro momento, cuando haya más compatriotas, por ejemplo, y más sol.

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