Siempre he dicho que, desde el punto de vista de las letras, la diferencia fundamental entre el bolero y el tango es que mientras que el bolero es un himno al amor, el tango lo es al desamor. Hoy nos enfrentamos a uno de esos boleros absolutos, donde el amor, más que una realidad es una pretensión metafísica. Me refiero a Toda una vida, de Osvaldo Farrés y que desde los primeros versos anuncia la apoteosis: "Toda una vida / me estaría contigo. / no me importa en qué forma, / ni dónde, ni cómo, / pero junto a ti". Claro, que suena algo humorístico eso de "toda una vida", como si tuviera las demás reservada para otros menesteres. Su compositor, Osvaldo Farrés (Quemado de Güines, 1902 — New Jersey, 1985), llena toda una época de nuestro quehacer bolerístico, desde los años 40 a los 50, en la que produce obras de la talla y la fama de Quizás, quizás, quizás o la que incluimos en nuestra sección de hoy y que hace gala de una delicada ternura.
Toda una vida
Osvaldo Farrés
Toda una vida
me estaría contigo,
no me importa en qué forma,
ni dónde, ni cómo,
pero junto a ti.
Toda una vida
te estaría mimando,
te estaría cuidando
como cuido mi vida
que la vivo por ti.
No me cansaría
de decirte siempre,
pero siempre, siempre,
que eres en mi vida
ansiedad, angustia y desesperación.
Toda una vida
me estaría contigo,
no me importa en qué forma,
ni dónde, ni cómo,
pero junto a ti.