| Músculos prohibidos |
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| Según José Canseco, el uso de esteroides se ha generalizado en Grandes Ligas. |
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| por JORGE EBRO, Miami |
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Todavía se ignora si el despecho fue el móvil para buscar la verdad, pero José Canseco ha abierto una descomunal caja de Pandora en las Grandes Ligas, al afirmar en una entrevista que el 85 por ciento de los jugadores del béisbol de lujo utilizaban sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento.
Fue como si hubiera prendido fuego en la cima nevada de una montaña. Las reacciones no se hicieron esperar y hoy no se habla de otra cosa en las Mayores, al punto que el propio espectáculo ha pasado de momento a un segundo plano.
Tras Canseco le tocó el turno a Ken Caminiti, quien reveló a la prestigiosa revista Sports Ilustrated que para ensanchar sus músculos ingirió gran cantidad de esteroides durante su carrera, lo que incluso le llevó a ganar el premio de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1986.
Caminiti no coincide con Canseco en la cifra de quienes utilizan medicamentos supermodernos, pero de todos modos su estimación es escalofriante. Según él, la mitad de los peloteros se han subido al tren de las sustancias prohibidas, lo cual viene sucediendo desde que son jóvenes prospectos en las Universidades.
"Saben que hay mucho dinero de por medio y quieren alcanzarlo de todos modos", expresó Caminiti, un excelente jugador y una débil persona que ha sucumbido al efecto de las drogas y del alcohol. Además de restar fuerza a su declaración, esto deja un mal regusto en el pensamiento del gran público.
Los peloteros en activo han salido rápidamente a desmentir a Canseco y Caminiti. Los directores de equipos han realizado vehementes declaraciones sobre las limpiezas de sus clubhouses y el organismo rector de las Grandes Ligas, la Oficina del Comisionado, no acaba de tomar partido al expresar secamente que "es un tema que requiere de mucho estudio".
Muchos piden que se hagan pruebas, como en la NBA, la NHL y en el mundo del olimpismo, pero otros, entre ellos la poderosa Asociación de Jugadores, se niegan alegando que sería una irrupción en la privacidad de los atletas. En cierto momento habrá que llegar a una decisión, pues la semilla de la incertidumbre está sembrada y bien profundo. Se duda ya de los récord de Mark McGwire, del propio Canseco, de Barry Bonds, de Sammy Sosa... Nadie queda en pie.
El diluvio de cuadrangulares en los últimos años salvó al béisbol y atrajo nuevamente a los aficionados tras la desastrosa huelga de 1994. Si resulta que todo se debió al uso desmedido de esteroides, muy mal se ve el futuro de las Grandes Ligas, especialmente ahora que vuelven a soplar con fuerza los vientos del paro.
Canseco dice que hablará de esto y de mucho más en un libro-bomba que piensa escribir. Si éste es el primer capítulo, mejor no esperar el epílogo.
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