Viernes, 30 noviembre 2001 Año II. Edición 247 IMAGENES PORTADA
Deporte
¿Por qué Cuba no está en el Caribe?

El criterio político sobre el deporte, un lastre para el lanzamiento de la pelota nacional a la serie caribeña.
por JORGE EBRO  
Iván Rodríguez
San Juan. Receptor boricua Iván
Rodríguez. Apertura de la
temporada 2000 de las Mayores

Desde 1961, año en que Fidel Castro proclamó el "triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava", Cuba no asiste a una Serie del Caribe. Desde que falta la escuadra de la mayor de las Antillas, el clásico invernal no es lo que era. Los accidentes políticos han contribuido a alejar más a estos dos entes del béisbol, que en un principio parecían hechos el uno para el otro.

De cuando en cuando surge alguna voz —clamando en el desierto de la incomprensión— para que se olviden las diferencias y la Isla pueda integrarse a un torneo que reúne a los equipos campeones de las mejores ligas de invierno de la región caribeña: la de Puerto Rico, Venezuela, República Dominicana y México.

De poder se puede. Especialmente ahora que Panamá ha reiniciado su liga nacional, luego de varios años de inacción. Los canaleros y los cubanos podrían redondear una cifra de seis equipos, y traerían aire fresco a una justa que viene languideciendo debido a la falta de promoción y a la ausencia de las principales estrellas del área que se desempeñan en las Grandes Ligas.

Cada vez son menos los jugadores del béisbol de lujo que se aventuran en los torneos invernales de la pelota en sus respectivos países de origen. El temor a una lesión que abarate su cotización en la Gran Carpa ha ahuyentado a una constelación de jugadores de primer nivel, que prefieren resguardar su salud para empeños mucho mejor pagados.

De ahí que la presencia de los campeones del Mundial de Taipei contribuya a realzar una serie que pide a gritos un estímulo que atraiga a los aficionados. Cuba, que se precia de no tener jugadores rentados, enfrentaría a peloteros de categoría Triple A, que vienen de vuelta de las Mayores o que están en proceso de ingresar al mejor béisbol del mundo.

Soñando un poco, sería grato ver a un Santiago de Cuba o Pinar del Río o los Industriales —reforzados, claro está— enfrentándose a los Leones del Escogido o los Tigres del Licey o los Cangrejeros de Santurce. Sería bueno, además, que entre los clasificados a la gran final jugaran los cubanos contra otros cubanos como el habanero Maique Quintero (en la liga mexicana) o el villareño Jorge Luis Toca (en Puerto Rico).

Pero parece que todavía el sueño no va a ser posible. Recientemente la agencia de noticias Prensa Latina difundió un cable donde podía leerse que Juan Francisco Puello, titular de la Confederación de Béisbol del Caribe comentó de lo útil de que Cuba se integrara al círculo de naciones que toman parte en la Serie.

Las autoridades deportivas de la Isla, con rapidez y mayor vehemencia, salieron a cortar las insinuaciones en voz del presidente del INDER, Humberto Rodríguez, quien dijo que Cuba no había recibido notificación alguna al respecto.

No creo que al régimen le interese involucrarse en un certamen que es muy superior en fuerza y calidad al del recién finalizado campeonato mundial en Taipei. Donde la referencia a las Grandes Ligas es casi perpetua y donde la Isla no podría contar con la totalidad de sus mejores peloteros, puesto que sólo asiste el campeón del torneo nacional con dos jugadores de refuerzo.

La selección cubana es fuerte en su conjunto, pero los equipos provinciales, por separado, están plagados de lagunas técnico-tácticas y adolecen de la potencia indispensable para imponerse. Mientras impere el criterio de que la pelota es parte de la política y que lo único que cuenta es la victoria, no se hará realidad el sueño.

Es triste porque este gran ausente de hoy, fue el gran animador de ayer. Baste recordar que el Almendares de 1949 fue el primer campeón de la Serie del Caribe y que los equipos cubanos impusieron un récord que aún está vigente, cuando ganaron cuatro años consecutivos de 1954 a 1960. Sólo la retirada de Cuba le abrió el camino a escuadras de Venezuela y República Dominicana y de paso a sus peloteros, que ocuparon el vacío dejado por la principal nación suministradora de talento a las Grandes Ligas.

Algún día eso también tendrá que apuntarse entre las cosas que se perdieron por la testarudez de los actuales gobernantes de la Isla.


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