Voluntad para sobrevivir |
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El encuentro deportivo que surgió para distender al mundo durante la guerra fría se enfrenta hoy a serias tensiones económicas. Ted Turner pierde más de 25 millones de dólares en cada edición. |
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por JORGE EBRO |
Parte 1 / 2 |
Los Juegos de Buena Voluntad llegaron a su fin. Australia, como ya ha demostrado en ocasiones anteriores, resultó ser una excelente anfitriona y nadie ha expresado quejas acerca de este certamen múltiple, que no llega a ser ni olimpiada ni mundial. Nadie, excepto su padre y gestor: el magnate Ted Turner.
Surgidos para poner un poco de distensión en la época brutal de la Guerra Fría y como medio de acercamiento entre las dos superpotencias del momento —Estados Unidos y la Unión Soviética—, los Juegos de Buena Voluntad cumplieron un excelente papel a fines de la década de los 80 y principios de los 90.
La humanidad acogió muy bien a esta cita por aquel entonces. Sin embargo, pasado el instante histórico que los inspiró, se hizo difícil que la comunidad deportiva les prestara todo el rigor que requerían para imponerse como evento de primera línea, y fueron decayendo de edición en edición.
Aunque a la recién culminada cita de Brisbane acudieron muchas luminarias, los juegos fueron con seguridad —a pesar de que nada se informó al respecto— un fracaso monetario para Turner, cuyas pérdidas en cada reunión han oscilado entre los 25 y 30 millones de dólares.
Sin duda un gesto altruista del mecenas televisivo, quien ya se ha cuestionado, en ocasiones anteriores, la permanencia de estos juegos. A pesar de que confirmó que, al menos, habrá otra edición más dentro de cuatro años, muchos dudan de que así sea.
Realmente, el evento resultó emotivo. Australia, Estados Unidos y un equipo que representó al resto del mundo animaron la competencia de natación ganada por los anfitriones.
La NBA envió un equipo de ensueño, repleto de las mejores promesas, al torneo de baloncesto. Los norteamericanos triunfaron, no sin antes pasar por la humillación de ser casi vencidos por un equipo brasileño integrado por figuras juveniles. Los estelares de la mejor liga del mundo tuvieron que apelar a todo su talento para vencer a los cariocas en tiempo extra.
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