Miércoles, 27 febrero 2002 Año III. Edición 311 IMAGENES PORTADA
Sociedad
Diego Vicente Tejera... ¿Te qué?

Más allá del frenesí mediático del régimen, la socialdemocracia cubana rescata a su precursor.
por DIMAS CASTELLANOS  

En enero, la capitalina Necrópolis de Colón fue escenario de un inusitado acontecimiento. Un grupo de socialistas democráticos, acompañado de representantes de otras asociaciones alternativas y de delegados socialistas de Bélgica e Italia a la pospuesta Conferencia Nacional de la Corriente Socialista Democrática Cubana, develó una tarja dedicada al fundador del primer partido socialista en Cuba, Diego Vicente Tejera.

Hombre de pensamiento y de acción, Tejera es figura que trasciende el tiempo por lo que dijo e hizo. Apenas cumplidos los 17 años, ya estaba sumergido en peligrosos eventos. El primero de estos episodios tuvo lugar una noche santiaguera de 1865. En respuesta al intento fallido de marchar a Santo Domingo al servicio de España, para una vez allí saltar al campo insurrecto, decide, en unión de un amigo, inundar los hogares santiagueros de proclamas portadoras de mensajes acusatorios contra la metrópoli.

Tejera parecía no caber en limitaciones geográficas y culturales. Se mueve por el mundo y en uno de sus puntos, Caracas, espoleado por todo aquello que llevaba y que no le cabía dentro, escribe su más famoso poema, La hamaca, inspirado en Amelia, su primer amor. Versos que lo descubren como poeta y desafían el tiempo con profundidad y dulzura.

En 1879, culminada la Guerra de los Diez Años, regresa a la Isla para colaborar con diarios y revistas de la época. Su copiosa producción literaria refleja un permanente esfuerzo por fomentar, definir y defender nuestra identidad nacional. ¡Viva Cuba!, escrita por Tejera, fue una de las canciones convertida en himno de combate y de lucha por la emigración cubana.

Es el mismo Diego Vicente que en Nueva York presta servicios a la causa independentista, fundando y dirigiendo el órgano oficial del presidente de la República en Armas; que en París conspira para derribar la monarquía española; que en Puerto Rico ingresa al movimiento separatista de Lares; que en Caracas combate la intentona dictatorial de Guzmán Blanco; que en Cayo Hueso pronuncia conferencias políticas y sociales después de la caída de quien fuera su amigo y compadre: José Martí.

Diego Vicente Tejera fomentó en Cuba las ideas que pasado un siglo animan a los socialistas democráticos cubanos: "El problema social y el problema político —expresó— se encuentran en la misma ruta y hay que hacerlos andar de frente sin que recíprocamente se entorpezcan". Porque "el socialista cubano debe ser patriota y mostrarse en lo político resueltamente liberal".

Fue el primer cubano que estableció una diferencia radical entre socialistas y comunistas respecto al Estado y la sociedad. Para el socialista —decía— el Estado debe promover, respetando las libertades de la persona humana; para el comunista, el Estado debe promoverlo todo, por encima de esas mismas libertades. Para el socialista la sociedad es el asiento desde el que construir la justicia social posible; para el comunista, la estación de ferrocarril, entre dos puntos distantes, en el camino hacia el comunismo.

Como hombre de letras y patriota de alta sensibilidad social, participó en los debates que giraron en torno a la II Internacional. Como resultado de ello publica Un sistema social práctico, sus grandes líneas; un modelo flexible, simple y efectivo que comprende cinco niveles sociales, acomodable a cualquier gobierno y respetuoso de la propiedad individual, que apunta hacia la desaparición de las grandes diferencias nacionales.

Tejera, como Martí, pensaba en la nueva República que se debía fundar y en el ordenamiento político-social que debería tener la nación una vez culminada la guerra. Preocupaciones y ocupaciones contenidas en un ciclo de conferencias que abarcó los temas sociales más sensibles: la educación, la mujer, la relación entre blancos y negros y los futuros partidos políticos, entre otros.

Consecuentemente, a principios de 1899 Tejera funda el Partido Socialista Cubano, en un medio adverso que lo conduce al fracaso. Los cubanos, especialmente los socialistas democráticos, tienen una deuda con este hombre, porque su amor y previsión les mostraron un camino, una técnica política, un modelo ético y de equidad social para Cuba.


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