AFP/ Fidel Castro conmemora mañana su 76 aniversario en un marco de austeridad y sin ceremonias previstas, mientras insta a sus compatriotas a profundizar el camino comunista que impuso hace 43 años para superar la crisis económica que afecta a la Isla.

Nacido el 13 de agosto de 1926 en la localidad de Birán, en Holguín, Castro es hoy el decano de los Jefes de Estado del mundo y el único gobernante comunista del hemisferio occidental.

Con su barba cana, paso cansino y un hablar más pausado, Castro acusa el paso del tiempo, pero supuestamente mantiene inalterable su legendaria capacidad de trabajo y aún luce como en sus años de guerrillero el tradicional traje de combate verde olivo, símbolo de que "su lucha" no ha concluido.

La oposición interna, que opera en forma ilegal pero tolerada en la Isla, ya tiene asumido que no hay posibilidades de cambio en Cuba mientras Castro se encuentre en el poder, según lo admiten sus propios dirigentes. El intento opositor de obtener algunas concesiones a través del denominado Proyecto Varela, que avalado por la firma de más de 11.000 ciudadanos reclamó al Parlamento reformar las rígidas leyes electorales, entre otros puntos, fue barrido sin contemplaciones el mes pasado por una iniciativa de Castro.

Respaldado por las organizaciones de masas del gobernante Partido Comunista, Castro organizó una recolección de firmas a nivel nacional para reafirmar en la Carta Magna la "inamovilidad" del socialismo en la Isla, idea que fue suscrita por la casi totalidad de la ciudadanía —según el régimen, que es el único observador y registrador— tras una apabullante campaña propagandística.

Con la suma del poder en sus manos, Castro llega a sus 76 años con aparente buena salud, a pesar de que el año pasado sufrió un desvanecimiento durante un acto público. Para demostrar su restablecimiento, desplegó en todo el año una intensa agenda de trabajo, recibiendo a Jefes de Estado, dirigentes políticos y visitantes extranjeros que llegaron a la Isla, y supervisando personalmente la marcha de los planes gubernamentales en salud y educación.

Pero con más de tres cuartos de siglo de vida, Castro enfrenta aún serios desafíos internos, en especial el atender los reclamos de una población que tras más de cuatro décadas de socialismo reclama por necesidades básicas insatisfechas.

La crítica situación de la vivienda, la escasez de algunos productos alimenticios y la limitación de libertades individuales, son sólo algunas de las materias pendientes de la revolución.

En el área económica, el embargo estadounidense sumado a la ineficiencia de un burocratizado aparato estatal, la caída del turismo y los bajos precios internacionales del azúcar y el níquel, principales productos de exportación de la Isla, mantienen casi estancada a la economía desde hace al menos dos años.

Según Castro, la respuesta para superar esa situación es aplicar "más socialismo" y desterrar la idea de una mayor apertura del mercado interno para evitar el contagio de la crisis económica, financiera y comercial que afecta a la región.

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