Se agudiza el problema de la vivienda |
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por JULIO CéSAR GáLVEZ, La Habana |
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La situación de la vivienda en la Isla continúa agudizándose.
A Sonia Rodríguez Betancourt, una mujer de 39 años que vive en la calle Tercera número 110, entre A y B, en el reparto Portocarrero, en el municipio Arroyo Naranjo, la casa prácticamente se le desmorona.
"La casa está destruida. No tiene puertas ni ventanas, algunas paredes son de cartón y de sacos de nylon de harina de pan. Cuando llueve se moja más adentro que afuera", apunta Sonia.
Sonia Rodríguez trabaja como custodio en la sucursal del Banco Popular de Ahorro, sito en la Calzada de Bejucal. Es madre de cuatro hijos, dos de ellos menores de edad, y convive con su padre de 81 años de edad, tuberculoso e impedido físico tras haberse sometido a una operación de cadera.
"Desde 1993 estoy haciendo gestiones para que me arreglen la vivienda, pero todos han hecho oídos sordos a mis reclamos. Cuando el huracán Michelle pasó sobre Cuba pensé que se llevaba lo poco que de ella queda. Nadie se preocupa por la situación que tengo, a pesar de que todos dicen que la van a resolver. Puro cuento todo", expresó la fuente. En la capital 75.000 viviendas están apuntaladas y más de 50.000 presentan peligro de derrumbe. El caso de Sonia, aún sin resolver a pesar del tiempo transcurrido, es uno de los incluidos en los listados oficiales de este último acápite.
"Mi situación es de conocimiento del presidente del Poder Popular de Arroyo Naranjo y de la directora de la vivienda en el municipio. Le he enviado cartas a Esteban Lazo, primer secretario del partido en Ciudad de la Habana y a Carlos Lage en el Consejo de Estado. Muchas personas vienen a ver mi casa y mi situación, pero nosotros seguimos viviendo como indigentes y sin solución", agregó Sonia Rodríguez.
"Mis dos hijos mayores me ayudan mucho, pero me levanto de madrugada para hacer las cosas y bañar a mi papá que no se puede apenas valer por sí mismo. Preparar a los pequeños para asistir a la escuela e irme para el trabajo. Ya no sé que voy a hacer ni a quién acudir. Cuando el techo se nos caiga encima y mate a uno de nosotros, entonces todo el mundo correrá. Después se llenan la boca para decir que éste es un Gobierno para el pueblo y los humildes. Es la mentira maldita", finalizó la fuente.
La cantidad de personas albergadas en Cuba aumenta por día, y apenas se trabaja en la edificación de viviendas.
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