Martes, 16 octubre 2001 Año II. Edición 214 IMAGENES PORTADA
Semblanzas
Ela Calvo

por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA Parte 2 / 2

Su voz poseía un amplio registro que le permitía moverse en tonos que se acercaban a los graves de Elena y a los agudos de Omara, aunque sus registros más conmovedores estaban en los medios-graves.

La carrera de Ela Calvo se ha caracterizado por constantes cambios en el estilo de su repertorio y ha sido acompañada por diferentes agrupaciones. Algunas de esas colaboraciones han permitido grabaciones extrañas y memorables, como sus trabajos con las orquestas Aragón y Cubana de Música Moderna. En cuanto a la primera, es desconcertante, no tanto por ella, como por la Orquesta Aragón, que resulta irreconocible por la forma en que se subordina al estilo de la cantante. Por cierto, que ese disco demuestra que Rafael Lay no sólo fue el estilo de su memorable orquesta, sino un músico capaz de asumir retos muy diferentes a los de su quehacer habitual. Una de las versiones más hermosas de Tú mi delirio, de César Portillo de la Luz (que incluye un solo de piano digno de ser escuchado) forma parte de esta colección.

La segunda colaboración notable fue un concierto que tuvo lugar en 1971, en el teatro Amadeo Roldán (antiguo Auditorium), con la Orquesta Cubana de Música Moderna, de la que formaban parte Chucho Valdés, Paquito D'Rivera, Guillermo Barreto y la mayor parte de los mejores músicos cubanos de jazz de la época (en cierto sentido, fue el antecedente de Irakere). En esta presentación también participó Frank Emilio. Posteriormente, Juan Pablo Torres produjo un disco basado en el repertorio de ese concierto. Está compuesto por piezas muy disímiles, desde clásicos del bolero cubano, como Veinte años (María Teresa Vera) o La tarde (Sindo Garay), hasta la entonces contemporánea Indestructible, de Chucho Valdés. No todas las versiones realizadas para este concierto tuvieron el mismo grado de originalidad, pero la de Veinte años, hecha por Juan Pablo Torres, y la de La tarde, por Pedro Coto, son muy interesantes.

Una grabación muy hermosa de Ela Calvo es Si me pudieras querer, de Bola de Nieve, quien, por cierto, valoraba mucho a la cantante y seguía su carrera con admiración.

Durante los años 70, incursionó en el repertorio de la nueva trova, aunque esas canciones pueden obviarse sin temor, como ocurre con todos los cantantes de procedencia filinera cuando intentaron esta variante. Se trata de sensibilidades e intenciones musicales completamente distintas si exceptuamos, claro está, las obras de Pablo Milanés cercanas al bolero.

Con ella pasó lo mismo que con la mayoría de los cantantes cubanos después del triunfo de la Revolución: la desaparición de la figura del productor musical hizo que muchos perdieran el rumbo y en muchos casos los arreglos, la selección de los acompañantes o la forma de interpretar algunas de las piezas no fue la adecuada.

Sin embargo, cuando logra encontrar la plenitud de su sobrio estilo es, sin lugar a dudas, una maravillosa intérprete, acaso una de las mejores que ha tenido Marta Valdés, por ejemplo.

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