Jueves, 08 agosto 2002 Año III. Edición 427 IMAGENES PORTADA
Internacional
¿8A toma II?

Luis Orlando, Pérez, Torralba, Ochoa, de la Guardia, Abrantes, Aldana... Robaina, el último títere de la tragicomedia oficial.
por LUIS GONZáLEZ RUISáNCHEZ, Santo Domingo  
Roberto Robaina
Ex canciller 'Robertico'. Entre el Partido Comunista y
el Cartel de la droga de Juárez

El 13 de abril de 1999 Santo Domingo estaba soleado. El verano caribeño se aventuraba fogoso sobre la Isla y una expectación fatal esperaba la llegada de Fidel Castro. Los posters por la ciudad anunciaban su visita y los pocos comunistas que se aferran a la nostalgia y las remesas de ayuda del Gobierno de Cuba agitaban banderitas de colores y pancartas alegóricas al Comandante. Pero el heroico Fidel era ese día un hombre viejo y cansado que se encerró en su hotel frente al malecón dominicano —tres pisos altos alquilados sólo para él y su séquito— y se olvidó de los "lambones", curioso vocablo popular del dominicano que define a gente como aquel grupito que bajo el sol salobre del malecón se mantuvo esperando una sonrisa del gobernante cubano.

El presidente de México, Ernesto Zedillo, ya estaba aquí, y Fidel esperaba la cortesía cómplice de sus secuaces del PRI. Pero no fue así. Aquella tercera reunión de la Asociación de Estados del Caribe (AEC) que tenía como sede la ciudad de Santo Domingo, del 14 al 18 de abril de 1999, mostraría la primera diferencia fundamental entre México y La Habana.

Zedillo no se entrevistó con Fidel y en sus intervenciones durante la Cumbre lanzó cáusticas críticas contra la ausencia de democracia y la violación de los derechos humanos. El asombro del mandatario cubano fue evidente, no esperaba esa actitud de su histórico aliado. Entonces fue que se supo que Zedillo arremetía contra Castro en venganza por la relación que el canciller de Cuba, Roberto Robaina, había trabado con el gobernador del Estado mexicano Quintana Roo, Mario Villanueva Madrid, que pretendía asilarse en Cuba para escapar de México cuando se agudizaba la persecución por sus relaciones con la cártel de la droga de Juárez.

A su regreso a Cuba, el "supuestamente" sorprendido Castro dictaminó la destitución de Robaina como gesto de buena voluntad para aplacar la ira de Zedillo, como un modo de decirle "yo no sabía nada de eso". Ese 29 de mayo de 1999 se le acabaron las bromas, los slogans efectistas y los paseos en bicicleta por la calle Calzada de la Ciudad de La Habana al pequeño Robertico. Pasó a ser un alumno disciplinado en la escuelita política a donde van a parar los "tronados" que se suman al "plan pijama" de la revolución cubana.

El tiempo debía rescatarlo de ese anónimo lugar. Robaina se portó ejemplarmente durante los años en que duraría el eclipse, en espera de que se olvidara todo y le brindaran una nueva oportunidad. Pero las cosas no salieron bien. Villanueva fue puesto en evidencia a mediados de julio pasado, 500.000 dólares iban a parar a sus bolsillos cada vez que un cargamento de cocaína del cártel de Juárez pasaba por Quintana Roo rumbo a los Estados Unidos. De ese dinero salieron los 25.000 dólares (declarados) que Villanueva donó a Robaina para la restauración de la Cancillería cubana en La Habana y la embajada de Cuba en México. De ese dinero salió el costo de los viajes de Robaina por el Caribe en el jet privado del gobernador de Quintana Roo, y hasta el juego de muebles para la sala de la casa de Robertico, en el que descansaba frente a un VHS en las mañanas de domingo.

Son sólo los secretos revelados. Los vínculos entre Villanueva y las autoridades cubanas, que implican al cártel de Juárez, podrían ser muchos más. Si Fidel hizo pública la grabación de sus conversaciones con el actual presidente mexicano Vicente Fox, es lógico que las operaciones, conversaciones y movimientos de Robaina durante su desempeño como canciller fueran vigilados por la omnipotente contrainteligencia cubana, que opera desde los 15 pisos del edificio de Línea y A, en El Vedado habanero. La sorpresa de Fidel por las relaciones de Robaina recuerda su ingenuidad teatral ante las operaciones de los hermanos De la Guardia.

Lo contado en los famosos "videos secretos de Fidel", que de vez en vez despiertan la intriga y el terror entre los cubanos, es solamente la punta del iceberg que bajo el mar puede abrigar el suicidio de Robaina —atormentado por su infidelidad al Supremo—, su encarcelamiento y muerte en prisión o su fusilamiento por alta traición a la patria.

Al régimen se le está acabando la imaginación. Este "Caso Robaina" es el "Caso Ochoa" toma II. Hay que quemarlo todo ante las implicaciones de la verdad.


Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

México vecino
GILBERTO CALDERóN ROMO, México D. F.
La gran mascarada
MIGUEL RIVERO, Lisboa
Círculos viciosos
LUIS MANUEL GARCíA, Sevilla
El limbo mexicano
GILBERTO CALDERóN ROMO, México D. F.
Delirios de grandeza
MIGUEL RIVERO, Lisboa
La manzana de la concordia
LUIS MANUEL GARCíA, Sevilla
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
Mini
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Pintor
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.