| 'No hay negociaciones. Punto' |
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| Tras el punto de George W. Bush, las amenazas de los integristas suben de tono y el pueblo norteamericano bate los récords de consumo de ansiolíticos. |
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| por REDACCIóN ENCUENTRO |
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Después de una semana de intensos bombardeos el régimen talibán no da signos de doblegarse. Por el contrario, Mohamed Omar, líder de los integristas, ha amenazado a EE. UU. con "una lección aún más dura", para la cual Osama Bin Laden ha ofrecido su colaboración, declarando a Washington y al Reino Unido que afectará de nuevo sus intereses como revancha por los ataques contra Afganistán.
No obstante este ofrecimiento, Maulvi Abdul Qabir, segundo al mando del régimen y mano derecha del jeque Omar, intentó anoche negociar con el Gobierno estadounidense la extradición de Bin Laden, siempre que haya pruebas de su implicación en los atentados del pasado 11 de septiembre. Qabir afirmó que el Gobierno de Kabul estaría dispuesto a entregar al millonario saudí a un país neutral "que no esté bajo la influencia de EE. UU. ni esté próximo a los talibanes".
Pero el mandatario norteamericano fue tajante: "Estados Unidos no tiene nada que negociar con el régimen talibán. No hay negociaciones. Punto". Ante la prensa, Bush afirmó que los fundamentalistas tienen que entregar también a otros extremistas que están bajo su protección. "Ésas son las condiciones y no son negociables", declaró, e hizo saber que los ataques aéreos continuarían hasta que los talibán no entreguen a Bin Laden y al resto de los miembros de Al Qaeda.
Suhail Shaheen, otro representante del régimen, expresó a la cadena NBC que un hipotético juicio a Bin Laden en Washington "sería imposible puesto que ya ha sido condenado por la opinión pública. Shaheen demandó a EE. UU. que "envíe sus pruebas antes que sus aviones".
Washington, por su parte, comienza a preparar sus tropas terrestres para una invasión directa contra el territorio afgano, ante lo cual Mohamed Omar ha reiterado sus amenazas: "Con la ayuda de Dios, no vamos a recibirles con flores. Van a recibir una lección que será aún más dura que la dada a los rusos".
Las amenazas de Abu Ghaith, portavoz de Al Qaeda, ante la televisora árabe Al Yasira, han disparado el pánico en EE. UU. Al rigorista islámico sólo le faltó admitir directamente que él y su organización fueron los responsables de los atentados contra Washington y Nueva York y advirtió a los musulmanes de Norteamérica e Inglaterra que no viajen en aviones ni vivan en edificios altos, aludiendo a próximos atentados. El fiscal general de EE. UU., John Ashcroft, anunció ayer que es probable que algunos de los terroristas que participaron en los atentados contra el World Trade Center estén todavía en el país.
Y parece ser cierto. El tono premonitorio de las amenazas de Abu Ghaith han dejado sin aliento al pueblo norteamericano, que no duerme bien desde el fatídico martes negro. El portavoz de Al Qaeda se dirigió en su discurso, lleno de menciones y alabanzas a Dios, al secretario de Estado Collin Powell: "Las tormentas no se calmarán, especialmente la tormenta aérea, hasta que detengas el intento de derrotar a Afganistán, dejes de asistir a los judíos en Palestina, se ponga fin al asedio al pueblo iraquí, abandones la Península Arábiga y dejes de apoyar a los hindúes contra los musulmanes en Cachemira".
Y, aunque la Casa Blanca consideró que las amenazas eran pura propaganda, las ventas de ansiolíticos se han disparado meteóricamente entre los norteamericanos.
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