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¿Quién nos iluminará con pedraplenes, plátanos microyet, cruces genéticos, crías de búfalos y camellos, proyectos de zafras descomunales, etc., cuando el Comandante desaparezca?
por ENRISCO, New Jersey Parte 2 / 2

Pero hablemos de lo que preocupa al 70% de los comentadores extranjeros de la realidad nacional (es curiosa la recurrente referencia a la realidad cubana. Uno nunca oye hablar de la realidad francesa, o de la realidad congolesa. Ese énfasis en la "realidad" debe resultar cuando menos sospechoso. Resulta que la distancia entre Cuba y la realidad cubana es más o menos la misma que existe entre Cayo Coco y los cubanos que no trabajan en el sector turístico). Hablemos del futuro. Algo malo nos depara éste cuando los extranjeros —que por supuesto tienen una visión de más alcance que la de los nativos— se preocupan tanto. Una de las preocupaciones fundamentales es que el pueblo, sin la certera guía de su Comandante en Jefe, involucione en la escala zoológica, hasta volver a ser los dinosaurios analfabetos y sin asistencia médica del pasado.

Otra preocupación fundamental de nuestros observadores extranjeros es la comida. Asusta a éstos la posibilidad de que una vez que carezcamos de la sabia guía del Comandante proliferen en la Isla los establecimientos de McDonalds y Burguer King, amenazando con destruir la actual gastronomía criolla. Y no me refiero sólo a que la desleal competencia de hamburguesas y papitas fritas acabaría con platos tan autóctonos como la pizza de preservativos, el bistec de frazada, el picadillo de cáscara de plátano, el picadillo texturizado, el perro sin tripa o el fricasé de gato. También tómese en cuenta que el principal ingrediente de la actual cocina criolla es un elemento que ha sido subutilizado por los cocineros de medio mundo: el aire. La amplia disponibilidad de aire en la Isla, en comparación con otros ingredientes, lo ha hecho el elemento básico en la dieta cubana. Los nativos deberían llamar a comer a lo que en buena parte del mundo se considera respirar por la boca, y hambre a lo que los demás califican como asma. Pues bien, con las McDonalds esa peculiar tradición gastronómica pasaría al olvido, con el consiguiente empobrecimiento cultural de la nación.

También preocupan las terribles consecuencias que traería a la Isla la invasión del turismo norteamericano, con su consiguiente dosis de corrupción. Así, los actuales intercambios amistosos entre cubanos y cubanas y los hermanos pueblos de España, Italia, Canadá o México quedaría transformado en la más vulgar prostitución. ¿Y qué decir de los marines norteamericanos que no bien ven una estatua de José Martí sienten el impulso ancestral de evacuar sus necesidades fisiológicas?

¿Y las vacas? ¡Oh, las vacas de mi ardiente patria! Las mismas vacas que antes producían récord que asombraron al planeta, ahora se verían obligadas a producir leche y carne, productos vulgares a los que hace tiempo han renunciado estas atletas.

Pero el golpe más fuerte de todos sería el hecho que marcaría el propio advenimiento del futuro. La de algún modo previsible muerte del Comandante en Jefe. ¿Quién nos defenderá de los ciclones e inundaciones, quién nos explicará que sufrimos los efectos de una sequía aunque llevemos un mes viendo caer la lluvia sin interrupción, quién le explicará al sol cuándo y por dónde deberá salir cada mañana? ¿Quién nos traerá sus geniales ideas cada semana, sus pedraplenes, sus plátanos microyet, sus increíbles cruces genéticos, sus crías de búfalos y camellos, sus proyectos de zafras descomunales? ¿Quién inaugurará las mismas escuelas tres y cuatro veces? ¿Quién le impondrá esos geniales nombres a nuestros años, nuestras décadas, nuestra vida toda y a todo lo que comemos o dejamos de comer?¿Qué haremos con todas esas horas de trasmisiones televisivas o con esas inmensas plazas que sólo él llena con su presencia? ¿Quién nos guiará en la aplazada reconquista de la tierra prometida de la Base Naval de Guantánamo?

Queda, sin embargo, una esperanza. Cuando se habló de la posible clonación de Ubre Blanca, aquella famosa vaca recordista, empezó a extenderse el rumor de que ese sólo era el primer paso en los planes de clonar al Comandante. Eso garantizaría que en caso de desaparición pudiéramos tener un sustituto adecuado. Mientras aparece dicho sustituto, deberemos conformarnos con el clon de Ubre Blanca, que imbuido con el espíritu del Comandante sabrá ocupar su espacio en las tribunas abiertas y mesas redondas. Posiblemente, ni siquiera notemos la diferencia. Así que, cuando el clon del Comandante esté listo, los cubanos podremos conjurar nuevamente el amenazador futuro que nos espera. ¡Ánimo preocupados de todo el mundo! ¡Con un poco de suerte el futuro nunca llegará!

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