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Carta a Yuri Gagarin

por RAMóN FERNáNDEZ LARREA Parte 2 / 3

Aquel container cósmico o cápsula o como rayos se le quiera decir, había sido diseñado por un tal Karolev, que dudo mucho haya sido el mismo al que cantaba Bola de Nieve cuando, a pianazo limpio, se desgañitaba gritando: "Por el monte, Karolev, que me lo dijo mi pare/ había muchos animale, por el monte, Karolev", aunque me da un pálpito que el ingeniero era un poco zoológico, mentalmente hablando. Ahora se dice que este genio había diseñado el artefacto para que funcionara tipo Aurika, y que, para él, el piloto era sólo una excusa más. Cito texticularmente: "Su vehículo sería básicamente automático y su inquilino apenas un pasajero". Por eso tenías sólo una sección para ti y la otra con oxígeno y agua, por lo que, listo que sigo siendo, deduzco que la Vostok I sólo tenía dos secciones y al Karolev ése se le olvidó lo del baño intercalado. En eso también se parece a las cápsulas de Centro Habana que dije antes conocer.

Como busqué en Internet muchos de estos datos y, casualmente, casi todos están escritos en el diabólico idioma que usa la BBC de Londres, y se traducen a la bartola cuando le aprietas una palanquita a mi aparato, aparecen cosas tan maravillosas como ésta: "Él no necesitaría ningún alimento para su solo viaje de la órbita, pero los científicos desearon saber si él podría comer en la ingravidez del espacio. Como precaución, los ingenieros en la academia soviética de ciencias tenían onboard la computadora, tan bien como buey del control de la misión el arte, Vostok I". Ahí paro, porque lo de ese buey a bordo me abueyó un lóbulo del tejado cerebral. También dice sobre el mismo tema: "Cuando se separó del cohete portador, probó sus muestras de alimento y agua, y no sintió ningún efecto raro de la ingravidez". Y eso, aunque sea tardíamente, me alegra saberlo, porque otro gallo cantaría si le metes el diente al buey de a bordo y te empiezan los retortijones, que ésta es la bendita hora en que acá los terrícolas desconocemos cómo mandan sus recados fecales los que están allá arriba. Imagina que aquello le hubiera caído en el guano a un esforzado vietnamita, metido en su arrozal, con la cantidad de napalm que le vaciaron más tarde.

Así y todo, cuentan que pesaste cinco veces más que tu peso normal, por la oblicuidad de 5 grados que le pusieron a la nave. Sería bueno que a alguien se le ocurriera hacer lo mismo con el peso cubano actual, a ver si pesa un poco más, digo yo. A lo mejor inclinándolo un poquito ya empieza a tener gracia nuevamente.

Pero hay más cosas sobre ese histórico 12 de abril de 1961. Datos traducidos como por Tarzán, que dicen de tu misión cosas como la que cito a continuación, así que bájate la escafandra y disfruta: "Gagarin fue llevado para humillar a gente y su boyhood había sido cortado brevemente por la guerra. Él rompía las llamaradas abiertas para la tinta para, vender cáscaras como desecho el dinero dulce y caminata descalzo para enseñar". Le ronca la malanga. Creo que ese párrafo no lo entendería ni el mismo Karolev, que inventaba bartavias tan incómodas, y te montó de títere para subirte a 203 millas de altitud, que son de 180 a 227 kilómetros en cristiano puro, más o menos pasando Cacocún, si la cosa es horizontal.

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