Lunes, 14 enero 2002 Año III. Edición 279 IMAGENES PORTADA
Los libros
La loma del ángel

por C. E. D. Parte 1 / 2
Portada

Investigador, crítico y jubilado desde hace poco como profesor universitario, José A. Escarpanter tiene con Cecilia Valdés una relación que, como cuenta aquí, data de su infancia. Eso lo llevó a buscar, tan pronto se publicó, la reescritura de la célebre y popular obra hecha por Arenas, quien dio rienda suelta a su imaginación para crear la novela que él hubiese escrito de haber sido Cirilo Villaverde.

Una arrebatada defensa del ser humano

En cuanto apareció La loma del ángel acudí a leerla, reavivando así mis viejas relaciones con la novela de Cirilo Villaverde. Supe de la existencia de Cecilia Valdés cuando sólo contaba seis años de edad. Una noche mis padres me informaron que iríamos al teatro (¿qué sería eso?, me pregunté) para ver Cecilia Valdés, una obra inspirada en una famosa novela cubana.

Esa noche fue definitiva en mi vida. El teatro, con su representación en vivo, que incluía una espectacular maquinaria real para moler caña, era bien diferente a las películas en las pantallas. Esta manifestación me captó por completo y al cabo de los años decidió mi profesión. Con el tiempo, a medida que conocía otras piezas líricas y dramáticas e iba penetrando en ese otro universo mágico de la literatura, aquella zarzuela inicial me parecía demasiado esquemática y rebosante de melodrama, pero seguía disfrutando la música del maestro Gonzalo Roig, con su variedad de ritmos y sus incursiones en el bel canto en la grabación Cafamo, en riesgosos discos de 78 revoluciones.

A comienzos de los años sesenta, de pronto me vi envuelto en el proyecto de preparar un montaje escénico de Cecilia Valdés. Muchas de las ideas que me habían rondado por años pude ponerlas en práctica entonces con la anuencia del maestro Roig. Miguel de Grandy, figura capital del teatro lírico cubano, escribió un nuevo libreto que resultaba más fiel al texto de Villaverde; Andrés, el excelente figurinista, decidió vestir a Cecilia en su famosa "salida", tal como la describe Villaverde, sin la bata de cola que la acompañaba desde su estreno en 1932; y Roig, con un entusiasmo admirable, enriqueció la partitura con números nuevos. Yo creía que sería la versión definitiva, pero las modificaciones no fueron bien aceptadas por el gran público.

Unos años después, Cecilia Valdés, esta vez el texto novelesco, volvió a ocuparme por un tiempo. Me encomendaron hacer una edición de la obra con un amplio glosario, en la que no aparecería mi nombre. En cambio, tuve la satisfacción de que la portada la hizo Amelia Peláez.

Salto a cont. Siguiente: Por eso... »
1   Inicio
2   Por eso...

Imprimir Imprimir Enviar Enviar

En esta sección

Lo cubano en la poesía
CED
Onoloria
El regreso y otros cuentos
La ciudad de las columnas
NOTICIERO
SOCIEDAD
ECONOMÍA
CULTURA
los libros
el criticón
el caldero
INTERNACIONAL
DEPORTE
MÚSICA
OPINIÓN
DESDE...
ENLACES
Chat
ENTREVISTA
Cartas
BUSCADOR
Galeria
EDICIONES
» Actual
« Anterior
» Siguiente
Seleccionar
D:  
M:  
A:  
   
Banco
 
 
PORTADA ACTUAL NOSOTROS CONTACTO DERECHOS SUBIR
 
© 1996-2003 Asoc. Encuentro de la Cultura Cubana.